Opinión
Por
  • JARA CONSTANTE

Don Ángel

Es gracioso pensar que cuando era niña, daba por hecho que nos hacías llamarte así porque realmente tu nombre era ese, "Donángel" (sí, todo junto).

Maestro de la vieja escuela, figura de respeto, pero siempre con muestras de aprecio hacia sus alumnos.

Pasé muchas horas extra en el cole de Ayerbe, por lo que pude explorarlo a mis anchas como ningún otro niño pudo.

A veces, mi madre preveía que ese tiempo iba a alargarse, así que Don Ángel venía a rescatarnos a mis hermanos y a mí para llevarnos a casa (Huesca). Era divertido, nos subía en su coche, lo ponía en marcha, los asientos empezaban a temblar, lo que le llevaba a soltar una broma y era justo en ese momento, cuando salía su lado más amable, cariñoso y gracioso.

Como maestro, era algo duro con nosotros, pero a veces, me miraba, se me acercaba y me decía: sabes que todo esto os lo digo con cariño, ¿verdad? Sí, "Donángel", lo sé.

DEP