Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Recta razón

A la naturaleza humana Dios creador la ha adornado de muchos valores humanos, para vivirlos para uno mismo y extensivos a los demás ciudadanos. Y uno es la afectividad, y la podemos vivir aunque hiervan en torno de nosotros todas las maldades imaginables que algunas de ellas vemos y nos enteramos por la televisión y la prensa.

Es la afectividad un gran potencial de nuestros sentimientos. Una fuerza que se nos ha concedido para querer, y así la vida se llene de calor y de vibración pasional; pero según la recta razón, para que así nuestra vida sea realmente humana.

No es fácil que el hombre se gobierne siempre por lo superior, la inteligencia. Muchas veces, las determinaciones del proceder han sido los motivos y las aficiones inferiores. Preferencias sin motivo racional, temores infundados, esperanzas ilusorias, alegrías sin ton ni son, tristezas y decaimientos sin saber por qué, complejos de inferioridad, reacciones fuera de control, manías, egoísmos? Y estas cosas nos "crispan", nos roban la paz, nos amargan el día que comenzó con un sol dorado en el corazón, por no tener la afectividad controlada por la recta razón.

No seremos totalmente dueños de lo que la naturaleza nos legó, pero podemos gobernarlo y gobernar después todo lo que la vida acumula sobre nosotros.

Los cinco sentidos que tenemos están construidos adecuadamente para las diversas sensaciones. La luz de las cosas, el sonido y el gusto, el aroma y el tacto, son vehículos por donde la realidad exterior viene a nosotros. La recta razón debe gobernar los sentidos y perfeccionar nuestras sensaciones. Así habrá armonía y paz en nuestra vida.