Opinión
Por
  • ÁNGEL MORÁN (SECRETARIO GENERAL DE FSIE EN HUESCA)

Libertad

Voy a emplearme a fondo hoy porque no puedo limitarme solo a condenar enérgicamente los incívicos e irresponsables sucesos de Barcelona, Burgos, Logroño, León, Zaragoza, Valencia y otras ciudades.

Durante estos años hemos ido perdiendo la educación entendida como un avance continuo, un análisis que nos permitía dudar y que por eso nos llevaba a enfrentarnos nuevos retos más positivos.

Hace ya unos años que nuestra sociedad ha vuelto los ojos a lo pequeño, a mi pueblo, a mi grupo de opinión, a lo que me da seguridad porque lo conozco, a enfrentar posturas, a dividir por encima de todo. Eso ha dado alas al nacionalismo desbocado, al auge de nazismo y fascismo por doquier, al populismo mesiánico, el yihadismo radical asesino o el terrorismo irracional sufrido en democracia.

Todas estas corrientes, como el negacionismo, son ejemplos de una asquerosa supremacía de un grupo de valientes que desde su ignorancia afirman "solo nosotros tenemos la razón, pueblo elegido, esencia de libertades ejercidas a nuestra manera para quienes comparten mi ideología y caminan bajo la única bandera posible." Y en esa tela inflamadamente colorida caben todas las barbaridades.

Entra independencia y universalidad, democracia y ausencia de división de poderes, libertad de comercio y brexit.

Gritar bravuconadas en la calle lanzando vallas, quemando contenedores y asaltando impunemente negocios dice todo de un grupo que no pasa de ser chusma pero que precisamente por eso puede ser peligroso porque la frustración se paga. En tiempos de crisis, los malos ejemplos pueden ser leña seca para muchos profetas ávidos de protagonismo. Por eso se agradece tanto las iniciativas de chavales que se sonrojan ante las actuaciones de otros colegas y reaccionan pasando a la acción en positivo intentando recomponer lo destrozado. Este compromiso con la normalidad es un soplo de aire fresco que sabe bien y que esperemos sirva a más gente.

Tomen buena nota de ello los políticos, sobre todo Iglesias y Abascal, que en una miopía sin igual se han dedicado a acusar uno a la extrema derecha y otro a la extrema izquierda. El loco afortunadamente a veces se cura, el imbécil nunca porque su egoísmo se lo impide.

¡Ah! y mientras tanto las fiestas de Halloween en nuestras ciudades con cinco horas consumiendo alcohol y la mascarilla de adorno puesta solo cada vez que llegaba la policía a controlar aforo. Una auténtica tomadura de pelo que los docentes de concertada y pública hemos denunciado y una verdadera bomba de relojería que esta semana que ha entrado puede complicarnos (más) la vida en los centros educativos y en los hospitales. Sí, es incomprensible pero así será. Esta es otra manera de ignorar el trabajo y el esfuerzo de los demás como el de José Antonio Otal, profesor de Jaca y un ejemplo.

Vamos cuesta abajo y sin frenos. Toca seguir remando más fuerte que nunca para enderezar el rumbo... pero todos y a la vez, de lo contrario esto será un _sálvese quien pueda_ y nos merecemos algo más.

Como cada vez que escribo pido esperanza, ánimo y sensatez. Más que nunca, y por encima de todo, hay que creer en la gente.

Y cierro dedicando unas palabras a los profesionales de la sanidad: medicina, enfermería (que tan injustamente han sido objeto de comentarios jocosos gratuitos), auxiliares, personal de cocina y limpieza por la enorme lección de entereza que estáis dando. Muchísimas gracias por vuestro trabajo.

Nunca tan pocos hicieron tanto.