Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

Sensatos del mundo, uníos

Sensatos del mundo, uníos
Sensatos del mundo, uníos
EFE

El hombre, acaso, descubre, transforma, consume, destroza u olvida. En contadas ocasiones, y casi por milagro, conserva. Pero sólo por la lucha tenaz y sensata de unos pocos". En su obra "El Alto Aragón de tejas abajo. Dijendas, falordias y chanadas", Pedro Lafuente Pardina tiraba de su ingenio y de una observación infinita para novelar y describir la condición humana. La que diferencia a las personas en su individualidad y en la diversidad, porque la homogeneidad no debiera ser de este mundo de no mediar los afanes mezquinos de algunas élites de crear comunidades monolíticas. Incurren en la percepción de Edgar Allan Poe: Cuando un loco parece completamente sensato, es el momento de ponerle la camisa de fuerza.

La cualidad de "sensatus" (dotado de buen juicio y percepción de la realidad") no es universalmente exigible, pero es una tendencia, como la objetividad y la verdad, hacia la que hay que caminar. En ocasiones, son las circunstancias severas o volubles las que inducen a transformar los comportamientos imprudentes en conductas responsables, pero es la reflexividad, en un proceso que va desde el análisis a la conclusión, la herramienta que nos guía a la vereda apropiada.

Los españoles estábamos convencidos de que ni el puente de la Inmaculada va a ser inmaculado ni la Navidad va a permitir las celebraciones hiperbólicas de la rutina. Es año para envolver la alegría en recogimiento, sin renunciar a lo sustancial de la fiesta pero sí a los excesos que incorporan hábitos más que discutibles. Y, en estas, llegan los gobiernos e inician una puja para ver quién tiene más liberalidad en la apertura. Miedo versus laxitud. Incoherencia. Yo propongo la insumisión inversa: sensatos del mundo, uníos. O sea, cuidaos. Digan lo que digan.