Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

El cura y la maestra

El cura y la maestra
El cura y la maestra
DPH

Domingo Buesa es firme y exquisito. Sólo en esa doble condición se explica su prolífera trayectoria en la docencia, en la historia, en el arte, en la dirección museística, en su liderazgo académico, en su papel de escritor y en su más reciente irrupción novelesca. Quizás también aclare su efímera -considerada en el contexto de su vida, no en su dirección- etapa en la política de partido, que no en la gestión cultural.

En el péndulo que le mueve del conocimiento a la belleza, de su puño y letra ha alumbrado "El cura y la maestra", de la colección Letras del Año Nuevo que dirige José Ángel Sánchez y coordina Teresa Sas en el Instituto de Estudios Aragoneses. Cada año, se convierte en un regalo maravilloso, que refuerza la idea de que un relato breve puede ser una obra literaria con un posgusto largo, enriquecedor.

Es lo que sucede con la narración de Domingo Buesa. Tan intensa emocionalmente que, como sentencia al final el cura, quizás el pueblo que ejerce de escenario -truculento en el ir y venir de unos y otros en la Guerra Civil- sólo nació para servir de escena a la más hermosa historia de amistad entre un cura y una maestra.

A través de las almas de los paisajes del Pirineo y del espíritu diverso de los personajes, con un estilismo casi impresionista, el libro desfila por los avatares, las miserias y la grandeza del corazón humano. Y convierte el desenlace, desde una alegre resignación, en un canto a la esperanza y al control de nuestros destinos. "Te admiro tan profundamente que no podría arrebatar tu generosidad, tu candidez, tu pasión por la verdad a este mundo que ahora necesita gentes como tú". "A las personas no se las debe buscar en los lugares en los que no pueden estar". Pinceladas de belleza para recibir 2021.