Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Cultura, consumo responsable

Los músicos tienen flores como armas en esta sala, no instrumentos de muerte. La música es importante no porque sea un entretenimiento, no solo es una profesión sino una misión. Esta expresión de Ricardo Mutti, el director del Concierto de Año Nuevo 2021 en Viena cargado de "flores y esperanzas" constituye una llamada a la sociedad para que sepa escuchar, leer y ver con sentidos claros para construir una vida que merezca la pena. Hoy, precisamente, el presidente de la Asociación de Librerías de la provincia de Huesca asegura que los libros son un regalo con el que se pueden expresar muchos sentimientos. Nada tiene el aura de desprendimiento en estos tiempos como enviar una carta a los Reyes Magos y pedir que, en nuestro nombre, las personas que de verdad nos importan reciban las oportunidades de vida que son la literatura, el arte, la ciencia y cualquier género que desprenda conocimiento, belleza, reflexión y serenidad.

De nada sirve proclamar, con timbales y trompetas, una supuesta afición a la lectura, a la música, al teatro o a la pintura si dilapidamos nuestros recursos irresponsablemente en veleidades que guían nuestras sendas hacia la superficialidad y la intrascendencia. Si en la trinidad de la información, la formación y el entretenimiento simplificamos nuestra elección hacia los espectáculos frívolos, vacuos, sin contenido, estaremos desarraigando nuestra personalidad y renunciando a nuestra obligación ética de contribuir a un mundo mejor en el que las nuevas generaciones se vean más concernidas por la curiosidad, la observación y la sed de saber que por los artificios a los que nos somete la parte más ficticia de las nuevas tecnologías. Al final, todo se reduce al libre albedrío, a la utilización de nuestro raciocinio y nuestras emociones en sentido profundo o vacío. Cultura sí, por favor.