Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un cierto retorno a limpiar el entorno de la puerta

Lleva un año el gobierno pendiente de la colaboración ciudadana como fórmula imprescindible para sostener la sanidad y la seguridad pública. Diez meses nada menos en los que está solicitando la cooperación, la prudencia y la responsabilidad para evitar unas oleadas de contagios que, desgraciadamente, están resultando inevitables. Ahora, con la borrasca Filomena y el anuncio de temporadas gélidas, los ministros piden que los residentes mantengan en la medida de lo posible limpios los accesos a sus viviendas para evitar que la congelación provoque riesgos en la circulación de las personas en modo de resbalones. Tal es el tenor que esperan para el mercurio durante las dos próximas jornadas.

En tiempos de la digitalización, de la modernidad, de la presunta infalibilidad de los servicios públicos proclamados como universales, las administraciones han de acudir a la respuesta ciudadana con unas escenas propias del pasado, cuando la pulcritud de las calles pendía de la voluntad de los vecinos de dejar todo impoluto, en una especie de competición en la que quedaban marcados los menos aseados y aplaudidos quienes eran capaces de ofrecer todo reluciente para el disfrute de la vista, que además era salud.

La cooperación público-privada, no sólo en el ámbito empresarial o de las infraestructuras, constituye una solución ineludible para optimizar las prestaciones, mejorar las ciudades y pueblos y, de paso, aligerar el peso sobre las arcas y sobre los reducidos recursos. Tal y como está la economía, mucho nos tememos que la admirable labor para evitar mayores males en la borrasca Filomena va a dar paso a muchas otras peticiones de apoyo para resarcir las carencias presupuestarias, lo cual es positivo siempre que el gobernante tenga la humildad de admitirlo.

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