Opinión
Por
  • PEDRO MARCO HERNÁNDEZ

La nieve, abandonada a su suerte

Si hace unos días ya se advertía que el mes de febrero era crucial para la temporada de esquí, tras los repuntes de las cifras de contagio se esfuman las posibilidades de salvar parte de la temporada de esquí.

Falta de empatía.

Nadie parece entender cual es la situación del sector y de las poblaciones de los valles pirenaicos, en los que el turismo es el principal motor de la economía y en invierno se concentra principalmente en torno a la nieve. Las contrataciones de temporada se han reducido por encima del 90% menos que el año pasado y no salen empleados del ERTE, sino que los pocos que quedaban fuera están volviendo a entrar.

En nuestros valles veíamos con cierta envidia como los extranjeros podían ir a las islas canarias demostrando la ausencia de virus con pruebas serológicas, o PCR. Veíamos incrédulos como nuestros clientes (incluso con segunda residencia en nuestros valles) se iban a esquiar a Baqueira simplemente con una reserva de hotel, mientras aquí lo tenían prohibido.

No se ha valorado el esfuerzo de todo el verano, aplicando unos estrictos protocolos para evitar contagios del virus, que permitieron salvar la temporada turística de verano sin repuntes de contagios en Jaca y otros valles pirenaicos.

Ni tampoco la situación actual en la que se mantiene contenido el virus en nuestros valles, mientras en las grandes ciudades se disparan los contagios, oleada tras oleada.

En Aragón, las restricciones son las mismas (café para todos), pagamos justos por pecadores y se nos niega la oportunidad para poder trabajar que tienen otros destinos turísticos de nieve, sol y playa en el panorama nacional.

La España vaciada.

Cada vez conocemos a mas camareros y cocineros trabajando en otras comunidades autónomas, monitores de esquí que dan clases incluso en Sierra Nevada, aun a pesar de la distancia. Mientras que los que nos quedamos en Jaca y los valles pirenaicos solo vemos establecimientos cerrados, mientras que los pocos que están abiertos (pequeñas empresas familiares en las que trabaja la familia) se lamentan que no ingresan suficiente ni para pagar gastos fijos, por lo que todos los gastos de la actividad van directamente a pérdidas.

Nuestros hijos ya no pueden mantener el pago del alquiler y vuelven a casa con nosotros, los más afortunados encuentran trabajo en otros sitios, por lo que deciden emprender un nuevo proyecto de vida en sitios con mayores oportunidades. Cada vez menos personas pueden aguantar la situación, ya llevamos 3 meses de cierre desde octubre, que se suman a los 3 meses de cierre de la anterior primavera.

Ya tendremos tiempo para lamentarnos, cuando vuelva la actividad a nuestros valles y volvamos a tener enormes dificultades para tener buenos profesionales. "No nos acordamos de Santa Bárbara hasta que truena", como decían nuestros mayores, ... que lástima, no aprendemos de los errores.

¿Cómo salimos de esta Desde las asociaciones empresariales se han pedido ayudas públicas como las que se han dado en otros países europeos, apoyo para muchos de los profesionales que este año no están pudiendo trabajar y no todos tienen cobertura de desempleo,... en definitiva un Plan para la Nieve, que aunque no solucionen el problema, al menos de "algo de aire" al sector.

Pero desgraciadamente, ni las autoridades municipales, ni autonómicas, ni nacionales están respondiendo con un plan a la altura de las circunstancias (se podría pedir a Europa desde donde se espera una importante ayuda). Nos hemos tenido que escuchar que demos la temporada por perdida y vayamos pensando en un verano que tampoco va a ser bueno, mientras vemos un titubeante inicio de la campaña de vacunaciones.

¿Las empresas y autónomos especializados en nieve, que ya el año pasado perdieron la semana santa, han de esperar hasta diciembre Nadie se sorprende que la gente se vaya cacerola y cucharón en mano a "liarla parda" frente al ayuntamiento, o a la plaza del pueblo, desahogándose al menos.

Al final, solo nos queda aguantar, ojalá cambie la situación, pero de momento todo indica que pocas ayudas públicas llegarán y muchas de ellas ni siquiera estarán enfocadas a la nieve. Lamentablemente no es la primera vez que nos ocurre, pero tenemos la fortuna de tener una clientela fielmente enamorada de este destino, donde tanto ha disfrutado, y sabemos que volverán una vez se lo permitan.

EL sector habrá de aguantar como siempre, con sus propios recursos, como "gato panza arriba", viendo como otros destinos turísticos van teniendo ciertos alivios y apoyos públicos, mientras nuestras propuestas para la nieve son ignoradas reiteradamente por todos nuestros dirigentes, ... al menos hasta la fecha.

Eso sí, cuando vengan a pedir votos, todos dirán cuánto van a ayudar y como les preocupa la España vaciada. Como bien dice el sabio refranero "el movimiento se demuestra andando y las palabras se las lleva el viento",... si hay un mínimo interés de ayudar, ahora es el momento.

PEDRO MARCO HERNÁNDEZ

lDirector general de Inturmark Hoteles