Opinión
Por
  • FRANCISCO PÉREZ-FAJARDO

Incapacidad oscense y CDAN

Soy oscense de nacimiento y de corazón, ya que prácticamente llevo toda la vida viviendo en la ciudad, pero últimamente y cada vez más, me resulta más extraña y ajena. La última decisión de eliminar el CDAN, que es lo que se ha hecho al incorporarlo al Museo de Huesca, y su forma de gestionarlo, no son más que un reflejo de cómo se funciona en los últimos años en Huesca. Me explicaré: Primero se aborda un proyecto ilusionante, gracias a un benefactor, José Beulas, que pone lo fundamental, el contenido (las obras de arte de relevancia), lo más difícil de conseguir. Se logra que un arquitecto de referencia internacional, Rafael Moneo, haga el edificio y aquí ya la DGA y Ayuntamiento empiezan a flaquear en su empeño, ya que se construye a medias. La parte más amplia del mismo queda por hacer, que serían las salas que albergarían las obras, la colección permanente lo construido es para las exposiciones temporales. Tras la dirección de Teresa Luesma primero, y Antonio González después, con trayectorias a la altura de lo que se pretendía con el CDAN, poco a poco se le va recortando el presupuesto. El museo de referencia de arte contemporáneo de Aragón que iba a ser el CDAN, se va perdiendo, frente al aumento de protagonismo del museo Pablo Serrano de Zaragoza.

Finalmente se decide elegir director mediante concurso público como señal de transparencia, resultando elegido Juan Guardiola. Y es con éste último donde ya se logra el remate, pretendiendo que haga funcionar el centro de arte pero sin darle ni el dinero comprometido, ya ínfimo. Sin dinero, no hay personal, ni publicidad, ni exposiciones, ni visibilidad, pero claro, se critica que "sólo" haya habido 3.000 visitantes y se lo compara con el museo de Huesca, con casi 150 años de historia, con unos fondos que no tienen nada que ver con el arte contemporáneo, con un personal y presupuesto más o menos acorde y entrada GRATUITA, un detalle que no es baladí.

Es admirable la incapacidad de muchos de nuestros dirigentes, que ante el pavor que les produce dejar en manos de técnicos la gestión, al ponerles en evidencia su nula capacidad en temas que desconocen, tiran de amiguismos y de gestos parche, para presumir luego de la nada. Por desgracia, ahora se dejará pasar el tiempo y con la complicidad de la ciudadanía, se dejará perder otra oportunidad de desarrollo para Huesca. Pero eso sí, que los jardines sigan bonitos y que sigamos igual, no vaya a ser que los cambios hagan evolucionar la ciudad.