Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia

El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra hoy pone en evidencia uno de los sesgos más perniciosos que la mentalidad social y sociológica ha expandido a lo largo de los tiempos. Siendo que la brecha universitaria se ha difuminado hasta el punto de que hoy ya son más de la mitad las mujeres del conjunto de egresados de la enseñanza superior, la presencia en carreras científicas disminuye hasta unos porcentajes que conviene corregir por dos motivos: primero, por la discriminación injustificada que representa; segundo, por el desperdicio que implica la escasez del talento femenino aplicado a disciplinas que tanto requieren de sus condiciones y de sus fortalezas. Más allá de los tópicos y las simplificaciones que nos han acompañado históricamente, la evidencia de las grandes investigadoras que en los anales de la humanidad han sido constata que el mundo no puede desaprovechar sus prolíferas aportaciones. Pero quizás, en primer lugar, haya que desarraigar los prejuicios comenzando por el concepto de utilidad y de pragmatismo. Henri Poincaré explicaba en su ensayo "El valor de la ciencia" que existe una distinción entre los prácticos intransigentes y los curiosos de la naturaleza, concernidos los primeros sólo por el beneficio, interesados los segundos por extender el campo de los saberes. O, lo que es lo mismo, la búsqueda de la rapidez y el atajo frente a la profundidad en la búsqueda de verdades que mejoren el planeta y al ser humano.

De ahí que hoy sea un día de reivindicación del acceso a las vocaciones STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) que no sólo están sometidas a una confrontación con las humanísticas sino que, en realidad, todo forma parte de un gran conjunto en torno al conocimiento, que es riqueza.