Opinión
Por
  • Javier García Antón

La UE y el Pobre de Mí

vacuna
Vacunación contra la covid-19
Agencia EFE

NO HACE falta exhibir alegría de espíritu para regalar un poquito de jovialidad. Joe Biden ha anunciado que el 4 de julio será fiesta nacional no sólo por el Día de la Independencia, sino también porque prevé la inmunidad de rebaño en Estados Unidos. Evidentemente, en tal empeño se acelera el ritmo de las inyecciones contra la covid-19 que se venden hasta en supermercados. Otros países

Europa es otro cantar. Nos hemos quedado en filósofos nostálgicos, intérpretes del pasado, invidentes para dibujar el futuro. Ayer mismo, el comisario Thierry Breton anunció pomposamente que el vetusto continente abrazará la tranquilidad de ese 60-70 % el 14 de julio. Sí, como lo oyen. Si Arthur Miller, Hemingway u Orson Welles, sanfermineros pasionales, levantaran la cabeza, agarrarían del pescuezo a Von der Leyen y toda su patulea de egregios funcionarios de la cefalia comunitaria hasta estrujárselo y convencerles de que un poquito de eficiencia aceleraría los procesos hasta el chupinazo del día 6, sin esperar al Pobre de Mí. Pero en mi Pamplona habrán de salir en masa el día 14 para celebrar el arranque y cierre de los Sanfermines 2021, bajo los cánticos de “Pobre de Mí, pobre de mí/ que los incompetentes/ valen por mil/ Pobre de mí, pobre de mí/ que me han jodido las fiestas de San Fermín”.

Cierto es que el Breton, en cualquier caso, se ha tirado largo en el objetivo. A las 20:04 horas de ayer, en España se había vacunado al 8,90 % de la población. 2,1 millones de los 46 de censo. Y Sanidad, ¿qué darías por Darias?, nos lanza el globosonda -o no- de que, ante las dudas de AstraZeneca, ahora se aumenta la edad a los de 55-65. O sea, yo. Que debe ser una forma de afrontar el reto demográfico. Matándonos a sustos. Pobre de mí.