Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Atención Primaria, gratitud infinita

Centro de salud en Huesca
Centro de salud en Huesca
Pablo Segura

EL PRESIDENTE del Colegio de Médicos, José María Borrel, nos ilustra en su Tribuna de hoy con una certeza absoluta: “Los sanitarios vamos a sufrir mucho, pero los que de verdad vamos a pagar las consecuencias vamos a ser los pacientes”.

La Atención Primaria es la primera línea de la batalla que permanentemente se libra por la salud. Es la que sufre el primer choque de las personas que vienen angustiadas y a las que ha de tratar con una inteligencia emocional que es parte del propio rigor profesional. Es la que realiza el diagnóstico y receta el tratamiento con la responsabilidad de acertar sí o sí, rayando a veces los límites de la resistencia humana. Es la que criba de manera permanente para encauzar las vías más adecuadas para obtener el mejor rendimiento para prevenir y para curar. Es la que prepara al paciente para afrontar con la máxima entereza procesos más duros. Y es la que conforma un equipo, una red, que ha de ser limitadamente falible. En ella concurren, por tanto, exigencia, comunicación y entereza. Prácticamente virtudes cardinales, porque es precisa también la templanza, la prudencia, la fortaleza y hasta la justicia. En la pandemia, las cuatro han sido precisas para encarar situaciones verdaderamente límites en un estado anímico general y particular de estos servidores públicos complejos.

Este gran equipo de choque ha padecido el nerviosismo de los ciudadanos, legítimamente nerviosos, por las dificultades de conexión, y también las promesas incumplidas de las administraciones que tiraron más de boquilla que de presupuestos para reforzar unas líneas debilitadas por la fatiga y el estrés sin que llegaran los refuerzos para complementar las plantillas. Sin apenas descanso, siguen a pie de obra y, al menos, merecen nuestra gratitud infinita.