Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El impacto que se hizo eterno

Tramo Sabiñánigo-Fiscal
Tramo Sabiñánigo-Fiscal
D.A.

LAS DECLARACIONES de Impacto Ambiental representan un trámite fundamental. En ese requisito, nos reconocemos respetuosos con la naturaleza hasta el punto de que es una manifestación de cómo se puede alcanzar un equilibrio entre el desarrollo de infraestructuras y, consecuentemente, el progreso económico, por un lado, y la sostenibilidad de nuestros hábitat por otro. De nada sirven los victimismos que estiman que se trata de un incordio, porque en verdad es una garantía. Y, sin embargo, a la administración sí que le es exigible la máxima diligencia para superar esta condición indispensable para las carreteras, otras comunicaciones y determinadas realizaciones hidráulicas o de otra índole.

Han transcurrido nada menos que ocho años después de que el tramo Túnel de Balupor-Fiscal de la N-260 recibiera el revés de una declaración desfavorable, y ayer se conoció la evaluación positiva. Cualquiera que haya transitado por esta vía, y no digamos los que la toman habitualmente, habrá constatado que se trata de un acontecimiento imprescindible, que vertebra una parte importante de los valles de la cordillera hasta el punto de favorecer con este eje pirenaico la actividad de los pueblos que enlazan las comarcas. Si la carretera entre Sabiñánigo y Fiscal significó un antes y un después para los moradores y para los visitantes, la ejecución del trazado entre Balupor y Fiscal está llamada a restar penalidad para los conductores . Nadie se llame a engaño. Los pobladores del Pirineo son los primeros interesados en que estas infraestructuras se emprendan con el mayor respeto ambiental, pero también es cierto que es exigible acelerar en la medida de las posibilidades una Nacional tan trascendental para la vertebración del territorio.