Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Los libreros y la coherencia

Librerías
La administración adeuda a las librerías las becas para libros de texto.
Pablo Segura

NO SIRVEN de mucho los reconocimientos si no vienen acompañados de actuaciones consecuentes. El pasado sábado, nos hacíamos eco del delicado discurso de Irene Vallejo con motivo de la concesión del Premio Aragón, que resumió como una reivindicación de la cultura. Las intervenciones institucionales siguieron la misma senda y, de hecho, todo fueron parabienes por la decisión final del Gobierno de Aragón que homenajeaba a la autora de El Infinito en un Junco. Sin duda, un alimento suculento de las librerías desde su edición.

La concesión fue celebrada por todo el mundo de la cultura y, especialmente, por los buenos tenderos que en esta tierra asesoran a los lectores además de venderles contingentes de conocimiento, de ética y de estética. Y educación. Apenas tres días después, este sector ha recordado al ejecutivo que les debe el abono de las becas de los libros de texto del curso 2020-2021, que lógicamente han sido adelantadas a las editoriales por las propias librerías. No tiene mucho sentido predicar el apego a la creación y abandonarla a su suerte, que es tanto como sacrificar sus opciones de futuro y, con ellas, las de sus empresarios y profesionales que tanto bien hacen a la comunidad.

No sería justo estigmatizar con la generalización y, precisamente desde esta consideración, el presidente de los libreros altoaragoneses, Víctor Castillón, agradece la intermediación de la Dirección Provincial de Huesca. La respuesta es que la fecha de satisfacción de esas cantidades se demora hasta finales del mes de mayo, lo que demuestra que a la administración acompaña el grave defecto de la pereza, cuyos efectos son muy lesivos para los administrados. Las librerías no pueden ser prestamistas de las instituciones, sobre todo si éstas se proclaman defensoras de la cultura.