Opinión
Por
  • Javier García Antón

Libertad de prensa

periódicos
Comprar un periódico es invertir en libertad y democracia.
S.E.

ESE REFERENTE de nuestra profesión que fue Ryszard Kapuscinski escribió que el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse.

El lunes las asociaciones y colegios celebraron el Día Mundial de la Libertad de Prensa, con discursos dispares entre las críticas circunscritas sobre todo a la situación laboral dentro del sector y la autocomplacencia de quienes están encantados de conocerse. Mariano José de Larra sostenía que “para el elogio corre nuestra pluma rápidamente. Cuando se trata, empero, de vituperar, sólo a fuerza de horas podemos dar concluido a la prensa el artículo más conciso”.

Si son regulares tiempos para la lírica, no digamos para la libertad de prensa. Las cucarachas de Kapuscinski ocupan en medio del caos un rol de sometimiento por la vía de sufragar la existencia de tantos y tantos medios, con tantas exigencias como falta de escrúpulos. Los profesionales difícilmente pueden prender la luz porque, si osan encenderla, corren el riesgo de electrocutarse. Y, ante tal temor, el instinto de supervivencia en un panorama de carestía de oportunidades paraliza las falanges antes de dar al interruptor.

La libertad de prensa está atacada virulentamente en muchos países del mundo, más que aquellos en los que es plena, pero además está amenazada por élites que están a la vuelta de la esquina; si me apura, querido lector, cuando usted se dé la vuelta ahora mismo. Y, para desactivarlas antes de que se produzca el apagón de la salud democrática, una buena receta es acudir con 1,50 euros al kiosco para que todo dependa, tan sólo, de usted. Invierte en bienestar y criterio. l