Hoy se inicia la reconquista

LA SOCIEDAD Deportiva Huesca cayó a la Segunda División de una manera cruel, cuando lo tenía en su mano, en una mezcolanza entre pérdida de oportunidades y decisiones arbitrarias de los colegiados, que en las dos últimas jornadas han determinado en cierta medida el destino del equipo, a pesar de que al final de las 38 jornadas la regularidad y los méritos son los que marcan las posiciones. Corresponde ahora un ejercicio de reflexión para extraer conclusiones sobre los errores y las fortalezas (¡cuidado!, similar al que habría que haber realizado si ayer la caprichosa pelota hubiera traspasado la meta del Valencia), para comenzar a planificar adecuadamente el retorno a la Segunda División, categoría que todos los altoaragoneses deseamos que sea breve en su tránsito.

Si bien existen motivos para una tristeza provisional, también los hay para abandonar a la mayor brevedad posible la melancolía. Es un estado que no conduce sino a la depresión y en Huesca y el Alto Aragón, incluso diríamos que en muchas partes de Aragón, tenemos razones sobradas para sentirnos orgullosos de la evolución de este club. Un paradigma de humildad y de ambición, un equilibrio entre recordar el legado recibido y enraizar los cimientos para grandes logros. A nadie le quepa la menor duda de que la Segunda División, categoría dignísima, es un lugar provisional para los azulgranas. Y lo es porque, en el capítulo de valores y virtudes que atesora el Huesca, se halla como pilar básico la representatividad que atesora esta sociedad de la España que lucha contra los molinos de viento de las macro urbes cuya querencia a la succión ha de ser respondida con firmeza por ejemplos como el nuestro. Hoy, apenas unas horas después de sumirnos en el desencanto, nos remangamos e iniciamos la reconquista. Que sea leve.