Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Aliviar el peso de las prohibiciones

vacunación
El ritmo de la vacunación es alto
Rafael Gobantes

EL RITMO DE VACUNACIÓN se acrecienta, entre sobresaltos e indecisiones, pero desde hace unas semanas con una mayor firmeza por parte de las comunidades autónomas para aprovechar hasta la última dosis que les ha llegado a sus profesionales sanitarios. En tal materia, nada se puede reprochar a los gobiernos regionales, porque han demostrado que la operativa les ha dado la razón cuando se quejaban de la escasez y también cuando esgrimían que no era preciso buscar refuerzos de ningún tipo, sino simplemente aprovisionarles adecuadamente.

La consecuencia ha sido el paulatino levantamiento de las restricciones, con prudencia en ocasiones extremada por la responsabilidad, pero con una paulatina aceleración. No es cuestión de ganas, sino de consciencia de que hemos de ir recuperando el pulso ciudadano, que no sólo es el sanitario y el económico, sino también el social. Exactamente igual que hubimos de acostumbrarnos a que nuestra libertad de movimientos y de acción hubieron de ser cercenados o tamizados por la brutalidad de los contagios, la nueva etapa demanda una renuncia progresiva desde las instituciones al exceso regulatorio. No es tiempo aún de proclamar, como en el mayo del 68 francés, aquello de “prohibido prohibir”, pero sí de tenerlo en un horizonte próximo como uno de los ideales para la convivencia. Quizás hoy más que nunca, con ese soplo de aire fresco que llegó ayer desde el Pignatelli, hemos de asumir la consciencia de que tenemos que cuidarnos mucho, porque esta pandemia nos debiera hacer madurar para sentirnos realmente empoderados para asumir las riendas de nuestras vidas sabiendo que el carromato es colectivo y todos hemos de caminar con el máximo respeto al prójimo, con tolerancia y contención. A por ello vamos.