Devolución en caliente

Aviso a navegantes. Miren a estos dos. Son los Starsky y Hutch de mi casa. Atienden a los nombres de Ron y Fede. Han sido adiestrados por el espíritu de las estatuillas de la Guardia Civil que reinan en mi hogar, un fortín que no necesita valla para la defensa. El martes, un estornino cabrón quiso penetrar sin papeles, llegó en su cayuco volante y, en el momento en el que cruzó la frontera, fue avistado y rápidamente perseguido por el pelirrojo y el moreno. Sintió el aliento en la nuca, defecó de miedo y acabó ocultándose cual Bandido Cucaracha en San Caprasio. En tal rincón, Lina (la “cruzrojer” de la vivienda) lo envolvió en un trapo y lo liberó (¿indultó?), eso sí, de retorno a su medio natural aéreo. Fue una devolución en caliente, rápida e incruenta. Hemos condecorado a Fede y a Ron, a la espera de que Marlaska les conceda la Medalla del Mérito Gatuno. Ya va tardando.