"Pues pírate a tu casa"

ACUSÓSE a Camilo José Cela de publicar un artículo idéntico a otro previo y propio de varios años atrás. El Nobel recriminó a su inquiridor: ¿Y qué problema hay, si es mío? No hubo más preguntas. Me permito, por ello, utilizar la inmodestia de parafrasear un fragmento de la entrevista con Víctor Lapuente, cuando este firmante sugería una deconstrucción del pensamiento para edificarnos en mejores personas y el catedrático denunciaba que estamos en un mundo en el que nos dicen todo el día lo fantásticos que somos y las cosas extraordinarias que podemos hacer, por lo que hay que reivindicar lo ordinario.

En este mundo narcisista, se jalea unas primarias internas del 88,7 % para la lideresa Belarra y cuando otro candidato, Fernando Barredo, denuncia opacidad, se le suelta un “pues pírate a tu casa”. No difiere tanto de la diferenciación entre los alfas dominantes, los betas, los gammas, los deltas y los epsilon de Un Mundo Feliz de Huxley, en el que las clases estancas sólo tienen en común la disciplina obligada al tridente ideológico de Comunidad, Identidad y Estabilidad, y al apego al soma como droga apaciguadora frente a toda frustración.

El “pírate a tu casa” intimidatorio es algo más que una castiza exclamación. Exactamente igual que un 88,7 % es algo más que un porcentaje abrumador. Nunca nadie reúne tantos méritos como para enfrentarse a un rival y arrollar así. La maquinaria orgánica y la de propaganda se ocupan de obviar que, como asegura el “panenkista” Sergio Bernués, allí donde todos piensan lo mismo es que se piensa poco. Una matrícula de honor es propia de regímenes o de partidos con nula pluralidad, se llame Unidas Podemos o el sursuncorda. Que haylo.