Opinión
Por
  • Arturo Aliaga López

Energías renovables, pilar del planeta, pilar del ser humano

Impulso a las energías renovables con diez parques eólicos en la provincia de Huesca
Energías renovables
D.A.

El despliegue de las energías renovables es hoy ya una realidad imparable. Sucede así en Europa, en España y especialmente en Aragón, que en 2020 fue, con un 68,3%, la tercera comunidad autónoma con mayor porcentaje de su generación de origen renovable de todo el país.

Son muchos los compromisos, pactos y estrategias planteados en ese sentido con el fin de que Europa y sus países cuenten con una economía limpia, sin emisiones, y respetuosa con el entorno natural y con sus habitantes. Entre ellos se encuentran el Pacto Verde Europeo o Green Deal, el tratado internacional sobre cambio climático conocido como Acuerdo de París que veía la luz en la capital francesa en 2015, los formulados en la cumbre COP25, la Ley del Cambio Climático española, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), la Estrategia Europea del Hidrógeno o la Hoja de Ruta del Hidrógeno aprobada por el Consejo de Ministros a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Todas estas estrategias inciden en la necesidad de dedicar recursos económicos y tecnología a una transición ecológica imprescindible si queremos ser climáticamente neutros en 2050 y que, o es tecnológica, o no será. Formular este tipo de planteamientos es sencillo, pero llevarlos a la práctica no lo es tanto, porque muchas veces chocamos con “aristas” energéticas, industriales, medioambientales, ligadas a la investigación, el desarrollo y la innovación, la economía, la tradición y la vida diaria de todos nosotros. Y es que la transición debe llevarse a cabo a ritmos adecuados para que los ciudadanos, y muy especialmente las empresas, se adapten a ella, con la oportunidad de diversificarse y sobrevivir, porque de nada serviría emprender un camino que causara una brecha económica y social y dejara negocios y personas por el camino. La transición ha de ser, por encima de cualquier planteamiento, justa.

Y para ser real, debe ser primero tecnológica y luego energética, porque será la tecnología la que capacite a los diferentes actores industriales para llevar a cabo esos cambios, muchos de los cuales ni siquiera atisbamos todavía. Quizá el camino sea seguir utilizando tecnologías maduras y rentables con combustibles descarbonizados a la vez que avanzamos hacia la progresiva electrificación de los diferentes sectores productivos, porque no debemos olvidar tampoco que cada vez somos más electrodependientes.

En aquellas áreas más difíciles de electrificar mediante el uso de baterías, al menos con las prestaciones que son capaces de ofrecer ahora, entrará en juego el hidrógeno, que va a proporcionar a muy corto plazo notables oportunidades al sector industrial, tanto en lo referido a los productos como en lo relativo a los procesos, y no únicamente en el campo de la movilidad.

España y Aragón tienen capacidad para liderar un cambio así, como ha demostrado nuestra comunidad encabezando desde 2003 el despliegue de la tecnología del hidrógeno, apoyándose en sus empresas y centros de investigación y con el constante impulso de la Fundación que tiene su sede en Huesca. Es un proceso que ha de hacerse con una cuidada planificación y pensando en nuestras capacidades industriales, porque no podemos sustituir la independencia energética que nos otorga una amplia dotación de recursos renovables por una incierta dependencia tecnológica que nos haga estar en manos de terceros.

La generación de riqueza, y no solo de volumen de negocio, ha de ser una prioridad, plasmada en la creación de empleos de calidad. Y en el centro de todo, las personas, porque de todas las transiciones la más importante siempre será la social. l

Vicepresidente y consejero de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial del Gobierno de Aragón

Presidente de la Fundación para el Desarrollo de las Nuevas Tecnologías del Hidrógeno en Aragón

Foro Empresarial Huesca Excelente