Opinión
Por
  • Javier García Antón

Papás y mamás

El Diario de Mamá de Alfonso Ussía
Cubierta del libro El Diario de Mamá de Alfonso Ussía
S.E.

NO ES ÉSTA sólo la época de apertura de las piscinas, de disfrutar de terrazas y soñar sin mascarillas. Es, fundamentalmente, el tiempo de los papás y las mamás, tanto monta que monta tanto.

A mí se me ha pasado ya el arroz de acompañar en el parque a mis hijos (están más cerca de acompañarme ellos), pero la visión de esos progenitores, ellas y ellos (hasta elles, que diría la de la Igualdad), con sus retoños angelicales que a golpe de balonazos siembran de terror la estabilidad de los mayores, quita el polvo de la facultad de mi imaginación. Con voz del marqués de Sotoancho en el Diario de Mamá de Alfonso Ussía, me asoman bocadillos de los tebeos y diálogos surrealistas: “Jessica -leer tal cual- se ha salido, todo dieces menos un 8,5. Ya se sabe, es que ese maestro le tiene manía”; “David se ha despistado en el último trimestre y me ha bajado el promedio. Sólo un 9,25”; “Martita ha tenido que ir a extraescolares a matemáticas, ciencia y robótica porque se aburría de tanta facilidad”. Viene a resultar que la media del curso ha sido de 6,5 y que aquella madre rubia y aquel padre moreno han callado, los muy ladinos, las excelentes calificaciones de sus niños, con lo que el cálculo para el resto se resiente.

Empalagan tanto esas escenas que dan ganas de zarandear a los papás y a los mamás para recordarles que no son marqueses y que las nuevas tendencias de la pedagogía apuntan que sus hijos serán más felices si cuidan su bienestar emocional... Hacerles mejores personas, que es compatible y prioritario. Tanta genialidad no se puede aguantar.