Opinión
Por
  • Javier García Antón

Mamás y papás (y 3)

Vuelta al cole en la provincia de Huesca.
Vuelta al cole en la provincia de Huesca.
PABLO SEGURA

HOLA, eres la mejor profe. Disfruta del verano”. Suena a cojín de tienda de oportunidades a precio de piropo, esto es, caro. Reconforta acomodarse en el sofá después de una mañana de experiencias con docena y media de diablillos encantadores y ver que se te aprecia. Pero emociona mucho más cuando es una simple cartulina con letra de niña y su firma. Tiene alma lo manuscrito, una carencia del tipo "calibrí" del ordenador, tan impersonal, tan frío.

La profe y el profe comentan estos chispazos. Se han reído mucho oyendo a los padres de Jessica, David y Martita presumiendo de sus notazas. Carcajada: ¡La media habrá sido de un 14 sobre 10! Discreción: los maestros son, con verdad, los dueños de sus silencios. Como frívolamente afirman algunos personajillos de la caja tonta. Maestra y maestro cambian de tercio y recuerdan el sofoco que les ha dado esa madre que se negaba a que su niña repitiera... ¡con el bien que le hará! Y el disgusto por ese padre que ha irrumpido insultando a diestro y siniestro por la tremenda injusticia calificativa con su criatura. Tensión.

Pero esa cartulina, ese humilde presente, ese cariño, esos abrazos que hoy acaban y concluyen cruzados por falta de “presa”, esos besos al aire que encuentran destino son la mejor gratificación. Es la extra emocional, la que infunde valor y vocación. La vitamina de la voluntad. Al fin y a la postre, son una inmensa mayoría los mansos de espíritu, bienaventurados que refuerzan la percepción de que los magíster tienen en sus manos el porvenir del mundo, como decía Víctor Hugo. En la expresión de las chicas, en la franqueza de los chicos, reside el fortificante del maestro, de la maestra. Descanso merecido. En septiembre, con toda su alma.