Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Escuchar a los médicos

Foto de familia de la nueva junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de Huesca.
Foto de familia de la nueva junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de Huesca.
S.E.

HACIA LA PROFESIÓN médica, se ha aplicado en las últimas legislaturas la práctica del acordeón. Ora se les cortaba la carrera a los 65 años, ora se les estiraba por conveniencias del sistema -o por resoluciones judiciales en las que les otorgaban la razón legal-. Es un colectivo complejo el sanitario, en el mejor de los sentidos del término, porque sólo desde la comprensión de la singularidad de cada una de las piezas se puede establecer un diagnóstico de la realidad y una estrategia para optimizar los recursos. La complejidad es una virtud salvo que se convierta en complicación, que es el estado al que se ven sometidos muchos galenos -y la enfermería y otros cuerpos integrados en torno a la salud- por un defecto que invade a la administración en muchos ámbitos: la falta de diálogo con los protagonistas, que a la sazón son los que mejor entienden sus problemas, sus peculiaridades, sus fortalezas, las oportunidades que pueden ofrecer y también sus propias debilidades. Quiere decir que, en un espectro tan delicado y tan trascendental para el Estado del Bienestar, las decisiones han de estar sometidas a planificación y la planificación ha de estar fundamentada en el conocimiento que tienen los que ejercen el oficio.

Es probable que los ciudadanos hayamos incrementado nuestro nivel de conciencia por la severidad de la pandemia que nos ha invadido, pero alertas como la que hoy exponemos sobre la inminencia de la jubilación de un alto porcentaje de la profesión médica han sido lanzadas con serenidad pero firmeza por los colectivos que les representan. Y, ante prácticamente cada uno de los llamamientos, han recibido la callada por respuesta y hasta un cierto menosprecio enojoso bajo el falaz argumento del interés. Siguen predicando, y alguna vez dejará de ser en el desierto.