Opinión
Por
  • Fernando Jáuregui

Las ‘sorpresas’ que nos prepara Sánchez para este curso

Sánchez visitando el campo de refugiados de Torrejón
Sánchez visitando el campo de refugiados de Torrejón
Efe

La verdad es que, aunque se haya incorporado tarde a las taras de ‘rescate’ de refugiados de la barbarie talibán, hay que reconocer que Pedro Sánchez se marcó un buen tanto este fin de semana. Ya he dicho alguna vez que el presidente español es el rey de la ‘photo opportunity’ y esa imagen chocando palmas con un niño afgano en Torrejón de Ardoz le ha dado más rédito aún que su conversación de veinte minutos con Joe Biden el sábado. ¿Qué nuevas sorpresas tiene preparadas el ilusionista en su chistera? A Sánchez le gustan más sus acciones individuales, bien preparadas por la fontanería de La Moncloa, que las comparecencias parlamentarias o ante la prensa, eso es evidente. En los próximos días enviará a los ministros que han estado más activos en la crisis de Afganistán a explicarse en el Parlamento, pero él no irá, a menos que la Diputación Permanente del Congreso nos dé esta semana una sorpresa. 

Y dicen que sus asesores preparan una comparecencia televisiva, quién sabe si tras el Consejo de Ministros el martes, para que el presidente narre, seguramente sin preguntas incómodas de los chicos de la prensa, su versión de lo ocurrido estos días en relación con Afganistán: la conversación con el presidente norteamericano, el idilio con la presidenta de la UE, que ha calificado a España de “ejemplo para Europa”, los planes para convertir a Rota y Morón, además de Torrejón, en centros de acogida para quienes logren huir de Afganistán... Es mucho lo que Sánchez tiene que contarnos en profundidad y lo cierto es que Afganistán ha servido para que, como con las vacunas, Sánchez saque pecho político. Sigo sin entender, desde una perspectiva de pura democracia, cómo es posible que el presidente del Gobierno mantenga a la oposición ajena a una información detallada sobre la crisis internacional más importante que el mundo haya vivido en los últimos años. Y me temo que, entre las ‘sorpresas’ que Pedro Sánchez y su equipo (bastante mejor que el anterior, por cierto) nos preparan no figura una llamada a Pablo Casado para que acuda a La Moncloa: el total corte de relaciones entre Gobierno y oposición es algo inédito en esa Europa democrática de von der Leyen, Charles Michel y Josep Borrell. Bien está mantener con ellos, que son la UE, unas magníficas relaciones; bien que --por fin-- Biden se digne hablar con el jefe del Gobierno de un país aliado como España (ahí también habrá pronto alguna sorpresa, auguro). Pero eso no puede hacer desconocer las ‘peculiaridades’ de una política, la española, en la que, entre otras cosas, al líder de la oposición se le niega el pan y la sal y cuyo Parlamento lleva casi siete años sin celebrar el imprescindible debate sobre el estado de la nación. Y esas son las fotos que, a mi entender, Sánchez tendrá que incorporar a su álbum en este curso que ahora comienza y que va a ser, sin duda, agitado, por decir lo menos.