Opinión
Por
  • Vicente Lachén

Fidel Pagés Miravé y la memoria de Huesca

La vida de Fidel Pagés en imágenes
La vida de Fidel Pagés en imágenes
S. E.

Cuando se plantea un proyecto como la recién inaugurada exposición sobre Fidel Pagés Miravé hay que estar seguro de dos cosas: de la propia confianza en el mismo y de haber cruzado bien los dedos. Involucrarse en este tipo de aventura siempre debe producirnos respeto, que no miedo, ya que una vez ha comenzado suele adquirir vida propia y el resultado final puede discrepar del planteado inicialmente.

La confianza en el camino a realizar es fundamental para encontrar personas que nos acompañen en el viaje y con las que compartir la ilusión y la motivación, que aporten nuevos puntos de vista, observaciones o detalles que quizá no se habían contemplado antes. La suerte, para bien o para mal, siempre está presente.

En nuestro caso, el viaje ha sido apasionante. Hemos encontrado personas a las que no conocíamos que nos han ofrecido lo impensable; personas que nos han apoyado hasta la extenuación y personas que nos han dado esa palmadita en la espalda cuando más falta nos hacía. A todas las llevaremos siempre en el corazón.

Sin embargo, no toca hablar de nosotros sino del verdadero protagonista de esta historia, Fidel Pagés Miravé. Descubridor de la anestesia epidural, cirujano extraordinario, precursor en la mejora de técnicas de medicina militar y, lo que más nos enorgullece, nacido en Huesca. Un oscense creativo, trabajador incansable, inspirador en su vida y fiel a su tierra. Dar a conocer su vida y sus logros de manera didáctica y concisa es lo que hemos pretendido con este proyecto de investigación. La reivindicación de personajes como Fidel Pagés Miravé es motivadora en tanto en cuanto forma parte de nuestro legado cultural y sirve para recordarnos que en Huesca somos pocos, siempre lo hemos sido, pero no menos que nadie y que nuestro potencial humano debe ser recordado, promocionado y estudiado.

Iniciativas como las próximas jornadas dedicadas a Lucas Mallada, el recién inaugurado espacio dedicado a Joaquín Costa o el ya existente a Ramón J. Sender en el Instituto de Estudios Altoaragoneses contribuyen enormemente a preservar esta memoria.

Sin embargo, quedan otras muchas personas merecedoras de ser recordadas y que deberían contar con un espacio propio dedicado a su recuerdo. Irene Monroset, descubridora de la mercromina; María Sánchez Arbós, pedagoga vinculada a la Institución Libre de Enseñanza; Fidela Gardeta, mezzosoprano casi no escuchada; Gloria Paraíso, actriz imprescindible durante los primeros años del cine español; Valentín Ferraz, militar insigne y sí, el de la “famosa sede de Ferraz de las noticias políticas”; Daniel Montorio, culpable de habernos hecho tararear alguna vez el famoso “soy minero”. Pero también Bernardo Boyl, Fernando Aranda o Buenaventura Andreu. Sería impensable prescindir de los hermanos Saura, Azara, de Pano o Gil Novales. También contamos con santos, marinos o botánicos. Biólogas, escritoras y deportistas. Ramón Acín, cuyo legado va mucho más allá de Las Pajaritas o Paco Ponzán, héroe reconocido de la Segunda Guerra Mundial y cuasi desconocido en su tierra. Existe un gran número de personas relevantes que podrían formar parte de este enorme y desconocido patrimonio. Quizá también los ya reconocidos Costa, Fleta, Gracián, Martínez Vargas, Sender o Ramón y Cajal.

¿Por qué no agruparlas a todas en un espacio común? ¿Por qué no crear una memoria colectiva? ¿Por qué no crear la Casa de la Memoria de Huesca? Un lugar donde recordar y sentir el orgullo de ser de esta tierra. Un lugar para visitar y para encontrar motivación. Un lugar para enseñar y para seguir creyendo.

La reivindicación de nuestro patrimonio cultural, material e inmaterial, debe ser cosa de todas y de todos y nada mejor para ello que una memoria colectiva en este mundo cada vez más individualizado. Trabajemos en equipo por hacer accesible la información de nuestro pasado. Hagámoslo de una manera asequible y didáctica. La memoria llega hasta donde llega el verdadero interés y no debe haber nada más interesante para Huesca que el conocimiento de nuestra historia como base para la construcción de nuestro futuro común.