Opinión
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  • Diario del Altoaragón

De un cuello de botella al sueño de la TCP

Tráfico fluido este sábado en la provincia de Huesca en dirección al Pirineo
Tráfico en la provincia de Huesca en dirección al Pirineo
P. S.

HUESCA vuelve a reclamar infraestructuras de comunicaciones vitales para su desarrollo socioeconómico: la Travesía Central Pirenaica (TCP) y el tramo túneles de Balupor (Boltaña)-Fiscal, uno de los dos cuellos de botella de la N-260 mientras el otro, el del Congosto de Ventamillo está en vías de solución. Ya son suenan demasiado, son demandas históricas. Pero no por ello hay que desistir.

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) ha dado un nuevo paso administrativo, tras haber obtenido la evaluación ambiental positiva, y ya se ha aprobado el expediente de información pública para el llamado Eje Pirenaico (N-260).

El nuevo trazado de estos 14 kilómetros con muchas curvas de 40 km/h supondrá un antes y un después en Sobrarbe y en la interconexión de las comarcas

pirenaicas. Pero esto tiene que continuar, habrá que presupuestarlo y ponerlo realmente en el calendario porque si no, servirá de poco. Cuando ya se había avanzando mucho, la Declaración de Impacto Ambiental negativa en 2013 dio al traste con todo y vuelta a empezar. Han pasado ya ocho años y tampoco se ha adelantado tanto. Que no se pare, porque no podemos tener nacionales de hace un siglo.

Al mismo tiempo, el sueño de la Travesía Central del Pirineo (TCP) de unir España y Francia con una vía ferroriavia de gran capacidad se volvió a poner ayer en Huesca sobre la mesa. Fue en la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Huesca, donde se presentó la Alianza Europea, que trabaja con el objetivo de que en 2023 vuelva a ser un eje prioritario de la Red Transeuropea de Transportes, donde ya estuvo incluida entre 2003 y 2011. Empresarios altoaragoneses defienden este proyecto. Sin comunicaciones, no hay desarrollo.