La pandemia afecta a la salud mental y a los trastornos alimentarios
Los daños colaterales más evidentes que ha dejado la covid-19 en estos dos largos años de vigencia, han sido el hundimiento de la salud mental y los trastornos de la conducta alimentaria. Diferentes indicadores señalan que la pandemia ha implicado un incremento de las conductas suicidas y un aumento de la incidencia de depresión y de las conductas adictivas, habiéndose contabilizado un número récord de muertes por sobredosis. La pandemia ha tenido un efecto muy claro en adolescentes y en adultos jóvenes, con un incremento del 170 % en suicidios, particularmente en niñas. Otro tanto sucede con aquellos que están en riesgo de exclusión social, con problemas económicos o sin red social como la soledad. Según datos de la OMS, se estima que en nuestro país cerca de cuatro millones de personas tienen problemas de salud mental. A pesar de estas elevadas cifras, todavía hay mucho tabú al respecto. Así las cosas, y ante la actual pandemia y sus daños colaterales, hay que concluir que padecer una depresión incrementa dos veces el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, la diabetes, el alzheimer, la obesidad o el cáncer.
Con la pandemia en pleno apogeo y con el daño colateral de los trastornos alimentarios, un estudio español, pionero en el mundo, ha confirmado que la alimentación se puede convertir en el escudo más potente frente al temido virus, con permiso, eso sí, de las vacunas, las mascarillas y la consabida distancia social. En concreto, ha confirmado que una fuerte adherencia a la dieta mediterránea reduce el riesgo de contagio del coronavirus un 64 % en comparación de aquellas personas que siguen un estilo de vida menos saludable. Se trata de la primera vez que se ha demostrado que con un patrón alimentario en su conjunto, se logra aminorar la vulnerabilidad frente al nuevo coronavirus, según reconoce el catedrático Miguel Ángel Martínez González, quien ha liderado el trabajo de los investigadores Predimed de la Universidad de Navarra. Ante este dato tan contundente de protección cabe preguntarse dónde está el secreto. Y el catedrático lo tiene claro, porque no se trata de un único compuesto, sino de un estilo de dieta global que es capaz de proporcionar todos los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo, con un gran potencial antiinflamatorio y antioxidante.
