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Unos Juegos equilibrados

El presidente de Aragón, Javier Lambán,.
El presidente de Aragón, Javier Lambán.
EFE

LA PROPUESTA para la organización de los Juegos de Invierno de 2030 del Gobierno de Aragón parece lógica: repartir las pruebas de esquí alpino y las de fondo con Cataluña, de forma que todos los valles del Pirineo que cuentan con estaciones, sean aragoneses o catalanes, tengan sus competiciones. Las pruebas reina son las modalidades del esquí, especialmente del alpino, y en los Juegos de Invierno, la nieve siempre atrae más que el hielo. Por ello, lo razonable es que se repartan entre todos los territorios porque es la mejor manera de conseguir el objetivo: que sean “en pie de igualdad”.

Solo la estación de esquí de Candanchú tenía adjudicadas pruebas, el biatlón y el esquí de fondo, en la propuesta conocida hasta el momento y por la que apostaba la Generalitat. Sin embargo, no tiene ningún sentido que no se utilicen estaciones como Formigal-Panticosa, con el mayor dominio esquiable, o como Cerler. El Pirineo aragonés ha hecho inversiones y cuenta con pistas de primer nivel perfectamente preparadas para ser escenario de cualquier prueba olímpica.

Ahora, con la alternativa presentada por el Gobierno de Aragón sobre la mesa, el Gobierno central se tendrá que pronunciar y explicarles a los socios de la candidatura que tiene que darse un reparto equitativo. Aragón no pretende ser más que nadie, pero tampoco menos, y en una propuesta de Estado, como lo que es al fin y al cabo, no se puede primar a unos territorios frente a otros, cuando se necesitan y se complementan. Es el momento de dejar a un lado disputas territoriales absurdas para pensar en grande y en que el proyecto equilibrado conllevará excelentes resultados para ambas comunidades. Es un proyecto de país y el Gobierno central así tiene que defenderlo.

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