Opinión
Por
  • David Arranz, diputado autonómico de Vox por la provincia de Huesca

La Educación, un pilar básico de toda sociedad

Felipe Faci durante la jornada con los centros de FP
Felipe Faci durante la jornada con los centros de FP
G.A.

En VOX estamos realmente preocupados. Así lo manifestamos en la reciente comparecencia del Consejero señor Faci, donde se explicaban los aspectos más relevantes del próximo currículo educativo aragonés, como consecuencia de la publicación de dos Reales Decretos.

Desde Vox queremos señalar, que ambos Reales Decretos emanan de la Ley Celaá, que es la Ley educativa nacida con menos consenso de la democracia. Ni de la Comunidad educativa ni de las distintas fuerzas políticas. Porque esta ley persigue fines que tienen poco que ver con la Educación y mucho que ver con el adoctrinamiento. Al no respetar el pluralismo ideológico, la neutralidad, las convicciones, ni la libertad de las familias.

Esta ley impone una moral cívica basada en argumentos ideológicos no consensuados ni pacíficos, sino controvertidos en muchos casos. Pero es que el desarrollo normativo de esta Ley, que es la cuestión que nos ocupa y preocupa, genera desigualdad. Desigualdad entre españoles, como resultado de 17 currículos diferentes. Desigualdad entre aragoneses, porque los criterios para pasar o no de curso, en aquellos alumnos que suspendan, van a variar dependiendo de los criterios subjetivos del equipo docente del centro educativo en el que se encuentre los alumnos. Y desigualdad entre ciudadanos con más recursos con respecto a los ciudadanos más humildes o con menor capacidad económica. No hay nada más injusto que ir contra los principios del esfuerzo, el mérito y el estudio, que es lo que realmente convierte a la Educación en ascensor social. Evidentemente, esto perjudica al alumno más humilde y de familias más necesitadas.

El gobierno del señor Lambán, debería entender que, si sigue al pie de la letra los Reales Decretos del Gobierno de Sánchez y no utiliza ese 40% de autonomía que se le ofrece para reducir su carga ideológica, estará legislando, al menos, contra la mitad de los aragoneses.

Si la izquierda aragonesa fuese mínimamente flexible y menos doctrinaria, escucharía otras voces. Porque no avanzaremos hasta que no comprendan que la Educación es una cuestión de Estado y precisa enormes consensos.

El currículo que la izquierda sectaria propone para la Educación Primaria y Secundaria, trata de hurtar a los jóvenes la formación, el conocimiento y la capacidad de obtener un pensamiento crítico. Y no se puede pensar de otra manera, cuando entre los criterios de evaluación figura, por ejemplo, la perspectiva de género. Porque, ¿cómo se va a evaluar que los alumnos tienen que conocer la contribución de los números o la geometría a los distintos ámbitos del conocimiento humano desde una perspectiva de género? Desde Vox no cuestionamos la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, o la no discriminación, o el necesario respeto a la diversidad… pero estamos hablando de la introducción de la perspectiva de género desde la Prehistoria hasta las matemáticas.

Por otra parte, se discute en el Consejo Escolar incluir en el currículo el catalán en Aragón. Aunque sea con calzador, o en contra del criterio de filólogos e historiadores que afirman rotundamente que en Aragón no hablamos catalán. Y ocurre que, de esta forma, cedemos a presiones del separatismo catalán, que utiliza la lengua como ariete colonizador, y compra conciencias con chiringuitos lingüísticos.

Desde Vox queremos recordar que el catalán no se habla en Aragón. Existen fablas, lenguas dialectales, el “chapurriau”, como parte de nuestra cultura a respetar, pero no es catalán, ni tampoco el “aragonés” artificial que tratan de construir.

Que en las Cortes se aprobó una propuesta de Vox para suprimir el Instituto Aragonés del Catalán, y que el único idioma oficial en Aragón es el español. En Vox seguiremos luchando por una Educación de calidad, sin adoctrinamiento, y por la libertad de pensamiento y cátedra.

Desgraciadamente, vemos que la próxima generación de aragoneses estará menos capacitada y su formación será peor. Es lo que busca este social comunismo: ciudadanos dóciles, incultos, adoctrinados políticamente y dependientes o subsidiados.