Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La estación intermodal

Viajeros en la estación Intermodal de Huesca.
Viajeros en la estación Intermodal de Huesca.
Pablo Segura

LA ESTACIÓN INTERMODAL de Huesca se ha quedado solo con las máquinas de vending. Llama la atención que en la estación de una capital de provincia no exista ni un bar donde poder tomar un bocadillo ni un café antes de coger el tren o el autobús. Por supuesto, lo de comer en la estación mientras por la gran cristalera se observa esa imagen tan literaria de ver llegar y partir los trenes, como el Canfranero o el AVE, con alguien que tomará el siguiente, con alguien de quien uno no quiere separarse... Pues nada de eso. La despedida tiene que ser en las sillas del vestíbulo, en los bancos del exterior porque, desde luego, lo de despedir a alguien en el andén, ha pasado a la historia. Pero el servicio tiene que volver. Desde 2019 ya no hay restaurante, si bien Adif sacó a concurso la gestión pero quedó desierta.

Ahora, ha cerrado también la librería, de modo que tampoco es posible comprar en el último momento un libro, un revista o un periódico para hacer más liviana la espera, para que el viaje posterior se haga más corto. Solo queda abierto el establecimiento para alquiler de vehículos, que es imprescindible si Huesca pretende que lleguen turistas a la provincia en AVE. Aunque haya servicios de autobuses que conecten la provincia, estos no llegan a parajes naturales, por ejemplo.

Adif debe poner los medios para que esos locales se vuelvan a llenar de actividad. Es imposible que sea más rentable que se queden vacíos. Con todo, ya no es tanto una cuestión económica sino imagen de la ciudad. Una capital de provincia tiene que ofrecer un mínimo de servicios a sus viajeros en la misma estación. El restaurante tiene que reabrir y los locales vacíos, se tienen que volver a llenar.