Opinión
Por
  • Borja Lera Aused

Un cercanías lejano

El nuevo tren del Canfranc, en la estación intermodal de Huesca.
El nuevo tren del Canfranc, en la estación intermodal de Huesca.
Pablo Segura

DESDE hace unos días hemos contemplado cómo asociaciones, alcaldes y partidos políticos han apoyado masivamente la demanda de una conexión de Cercanías entre Zaragoza y Huesca. A simple vista puede parecer algo lógico dada la situación social, económica y medioambiental de nuestro territorio, ya que un tren electrificado con unas frecuencias adecuadas puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de miles de personas que dejarían de usar sus vehículos particulares para desplazarse entre las dos principales ciudades de Aragón, bien sea por trabajo, estudios u ocio.

Sin embargo, pese a la necesidad de un servicio como este, resulta cuanto menos curioso que parte del movimiento que reivindica esta línea tenga una vinculación más o menos directa con quienes pueden solucionar el problema (o incluso han causado la desconexión ferroviaria mediante unos presupuestos deleznables y una financiación insuficiente para nuestra CCAA). ¿De qué sirven unas lágrimas de cocodrilo cuando los partidos con representación en Madrid no han hecho nada por mejorar nuestra situación? ¿Para qué votan las aragonesas y aragoneses a unas personas que al llegar al sillón del Congreso o Senado se olvidan de sus orígenes?

No pueden pretender estar dando misa, repicando campanas y enterrando al muerto. Entiendo que muchos están en campaña electoral a un año vista de los comicios municipales y autonómicos, pero que no tomen a la ciudadanía por tonta. Si quieren colgarse medallas o méritos que se los ganen con hechos, nada de utilizar a la gente para las manifestaciones o recogidas de firmas sabiendo que quienes pueden cambiar las cosas son sus amigos con representación estatal.

Nos merecemos un tren digno, ecológico y accesible para todo el territorio, capaz de vertebrar Aragón de Norte a Sur y de Este a Oeste. Un Cercanías Huesca-Zaragoza debería ser el primer grano de arena de una transferencia total de competencias, especialmente si tenemos en cuenta que se celebra el 40º aniversario del Estatuto de Autonomía de Aragón, en materia ferroviaria, gestionada desde aquí y para que la lejanía del Estado no interfiera en su correcto funcionamiento.