Opinión
Por
  • Carlos García Martínez

Luces largas. Una propuesta de política productiva

Jaca recibe el proyecto de ordenación forestal del monte Oroel
Monte Oroel
S.E.

¿Cómo pensar en otro orden desde un orden que condiciona nuestra manera de pensar? Reducir el horizonte de las expectativas de una institución a la duración de una legislatura es una grave limitación estructural y política, lo que exige sortear esa inercia.

Se llama “explosión por simpatía” a la causada por la onda de una explosión menor a una carga inmediata y potente. Los detonadores pueden llevar relés de retardo para provocar explosiones en tiempos distintos y, por razones de seguridad, suelen permanecer almacenados (como algunas ideas). Así que voy a proponerles aplicar el sistema a una estrategia a corto, medio y largo plazo que conduzca sucesivamente a derribar la muralla de algunas limitaciones políticas, hacernos más dueños de nuestros destinos y más protagonistas de nuestro futuro.

Para ello empezaré por exponer y reivindicar el despliegue más deseable de las comunicaciones que afectan a los territorios pirenaicos aragoneses, especialmente a los occidentales. Se trata de corregir el error histórico del “Gran Embudo”, que concentra los tráficos carreteros hacia el norte por el alto de Monrepós. El objetivo principal debería ser recuperar para el tráfico nacional e internacional las carreteras que pasan por los cómodos puertos de Santa Bárbara y Oroel, crear una comunicación directa, ferroviaria y carretera, desde Zaragoza hacia el Pirineo a orillas del Gállego y mejorar el enlace entre Ayerbe y Ejea. Estas acciones se deberían completar con otros enlaces interiores como el de “La Garoneta”, entre Arguís y La Peña, y el que, desde el puerto de Santa Bárbara, conduce a Sangüesa a través de Los Pintanos y la Rivera d´Onsella.

Para lograr tales objetivos finalistas no parece adecuado reivindicarlos en su conjunto, pero sí tenerlos en mente, tratar de incluirlos en los programas de los grupos políticos e impulsarlos en momentos oportunos. Es por ello que ahora proponemos limitar nuestras acciones reivindicativas al puente del pantano La Peña y su acceso sur, ambos en un estado lamentable. Desarrollar una estrategia ante las instituciones y la opinión pública, con mociones que provoquen la construcción a breve plazo de un nuevo puente y corrijan el trazado de los últimos dos o tres kilómetros de su acceso desde el sur debe ser ahora nuestra casi exclusiva exigencia. En paralelo estaría reclamar la recuperación del Plan Red, cuyos proyectos guarda la DGA, y ampliarlo con las comunicaciones entre Anzánigo y Hostal de Ipiés y entre Ayerbe y Gurrea, ambas a orillas del Gállego.

¿Por qué las comunicaciones, las estructurantes y las de largo alcance? Por ser claves para el desarrollo rural y contra la despoblación. Se trata de cuadricular el territorio intercomarcal y con las provincias vecinas, plantear las comarcas como conjuntos urbanos dispersos y valorarlos como solución a la dispersión de los núcleos y alivio de los vacíos rurales, recuperar los “Intramontanos” desde Navarra hasta el Cinca y los accesos principales desde el sur.

Constituirse como grupos permanentes de presión, apoyar y promover la vocación política de los representantes más capaces y lograr su presencia en todos los niveles de la Administración, deben estar ente los principales objetivos para que la acción política sea productiva. Y, siempre, saber comunicar lo que se pretende y por qué, teniendo en cuenta que muchos jóvenes se creen obligados a tuitear y no leen la prensa, donde están los análisis políticos en los artículos de fondo.

P.D. Un comentarista escribía hace cerca de dos años lo siguiente: “El puente que cruza el pantano de La Peña ¿para cuándo? Es infernal, está desastroso, solo puede pasar un coche a la vez y un camión no puede entrar en él hasta que pasa otro…Y ya no hablamos del armazón de hierro, roñoso, sucio y sin mantenimiento, un horror. Dios quiera que no pase anda. ¿Quién será el responsable si pasa?” .