Opinión
Por
  • Yolanda Gilaberte Calzada

La fotoprotección no es moda

Sol.
La protección solar en más necesaria que nunca en esta estación del año.
S.E.

Todos los años, cuando llegan estas fechas, las revistas, especialmente las dirigidas a mujeres, y las redes sociales se inundan de noticias, consejos y opiniones sobre fotoprotección. España es un país con muchos días de sol, cuya intensidad se incrementa en esta época del año, un periodo, por cierto, cada vez más largo, probablemente por ese cambio climático que parece inevitable. Esto hace que cada vez disfrutemos de más tiempo al aire libre, algo muy saludable, pero también que sometamos a nuestra piel a una mayor exposición solar.

El sol es bueno, sin su presencia no habría vida en la Tierra, y además nos proporciona vitamina D, regula nuestro sistema circulatorio y mejora nuestro ánimo; pero la experiencia y la ciencia nos enseñan que una excesiva exposición solar no solo acelera el envejecimiento cutáneo, irreversible por mucho tratamiento estético que queramos oponerle, sino que es la principal causa del cáncer de piel, el más frecuente de todos los tumores malignos. Afortunadamente, la mayoría de cánceres de piel se curan con cirugía u otros tratamientos, pero la deformidad o la repercusión funcional y psicológica que causan pueden dejar una huella imborrable.

En esta época reaparecen también los detractores de los fotoprotectores, a los que culpan del casi universal déficit de vitamina D y responsabilizan de diferentes efectos sobre el medioambiente y la salud. La síntesis de vitamina D en la piel está influida por muchos factores, como la edad, la obesidad, el color oscuro de la propia piel e incluso la toma de ciertos medicamentos. Quizá nuestro estilo de vida, con muchas horas de trabajo en interior, y ocio de pantallas, condiciona que la mayor parte de los días no estemos nada expuestos al sol, y los pocos momentos en que lo estamos la exposición sea intensa, algo que no parece saludable. En cuanto a determinados filtros solares y su efecto sobre la salud ambiental y humana, los más polémicos de ellos están siendo sustituidos en la mayoría de los fotoprotectores de nuestro país por otros más seguros y con menos absorción a través de la piel. Y además, cada vez se usan más sustancias naturales, como el té verde, el Polypodium leucotomus o la fotoliasa, o fisiológicas, como la vitamina E o la nicotinamida, para contrarrestar esos efectos nocivos del sol. Sin duda, no solo los fotoprotectores, sino todos los cosméticos, han de ser respetuosos con el medioambiente, porque la salud de este influye en la nuestra propia: es el concepto “One Health”.

La fotoprotección resulta necesaria y favorece los beneficios del aire libre, evitando la quemadura solar y ayudando a prevenir el cáncer de piel. Sigue siendo fundamental el uso de sombreros y ropas, además de gafas para la protección ocular; y aprovechar la sombra en las horas de mayor insolación en esta época (de las 12 a las 16 horas) es una medida básica que también contribuye a evitar el golpe de calor. Los fotoprotectores son un complemento de estas medidas. Hay que utilizar un fotoprotector adaptado a nuestras necesidades según nuestro tipo de piel (facilidad para quemarnos), nuestra actividad (deporte, baño, solo paseo…) y sobre todo nuestro gusto, porque solo así nos lo pondremos el número de veces preciso y en cantidad suficiente, que es lo importante. Las pieles más claras deberán utilizar SPF más altos (50 +), mientras que para las pieles más oscuras un SPF 30 puede bastar, si bien necesitan una alta fotoprotección frente a la radiación UVA y la luz azul para evitar las inestéticas manchas solares. Por último, para aquellos que vivan en una ciudad muy polucionada la incorporación de antioxidantes al fotoprotector es especialmente interesante, pues las partículas de la polución ejercen un efecto sinérgico con la radiación solar en el daño de la piel.

Disfrutemos del sol de forma holística. Y que disfruten todos nuestros órganos, incluyendo nuestra piel.

Yolada Gilaberte Calzada es jefa de Servicio del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza y Asesora Técnica de la Asociación Española Contra el Cáncer .