Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Acampadas ilegales

Vista panorámica dentro del espacio del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Vista panorámica dentro del espacio del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
D.A.

LA PANDEMIA ha alentado el turismo de las furgonetas camperizadas y autocaravanas, que ya estaba en auge en la línea de otros países europeos que van por delante. Vivir la experiencia de pasar la noche en un lugar único, idílico, alejado y entre una naturaleza exuberante como la que ofrece nuestro Pirineo se ha convertido en una especie de lujo que muchos quieren vivir. Sin embargo, puede llegar a ser una ‘habitación con vistas’ demasiado cara, no solo para el usuario, que se puede ver sorprendido por una denuncia, sino para el medioambiente. La acampada libre es ilegal.

La noche aparcado en el paraje singular bajo las estrellas supone a veces el montaje de una mesita con un hornillo para hacerse una cena, porque es otro de los momentos que puede mejorar la experiencia. Sin embargo, en un verano tan seco y con riesgo extremo de incendios, el capricho puede convertirse en un desastre natural. El campo, aunque solo parezca una ventana, también tiene puertas, incluso dueños -aunque no sea una cuestión de propiedad- y protecciones ambientales que limiten los usos.

La Ley de Turismo de Aragón prohíbe la acampada libre en todo el territorio, excepto itinerantes (previa autorización) y de alta montaña, como norma general. En lugares como Ordesa, el Plan Rector de Uso y Gestión lo impide en todo su territorio, excepto junto al refugio de Góriz, cuando esté completo y por tiempo limitado. En el resto de los sectores, se podrá hacer vivac pero a partir de determinada altura. Cuando estamos en plena temporada turística, es preciso recordar las normas para que este tipo de turistas acudan a las áreas acondicionadas con la que cuentan ya muchas localidades para evitar daños ambientales.