Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Adiós, no: ¡Vamos, San Lorenzo!

Los oscenses, con las pañoletas en alto, han cantado el himno de la despedida al santo.
Los oscenses, con las pañoletas en alto, han cantado el himno de la despedida al santo.
Verónica Lacasa

El “Adiós, San Lorenzo, adiós” sonó amargo, con la cadencia acostumbrada, y el movimiento acompasado de cientos de pañoletas y de sentimientos compartidos que marcan el fin de fiesta. Pero tuvo su momento dulce, el del placer de haber podido celebrar de nuevo unas fiestas multitudinarias, en las que se ha demostrado el pulso de la ciudad, su alegría y su capacidad de acoger a los miles de visitantes que han llegado. La entrada de San Lorenzo de nuevo en la basílica hasta el próximo 9 de agosto -eso creíamos la última vez- se ha vivido como un signo de normalidad.

Hoy, empieza la cuenta atrás para los oscenses, con el deseo de que nada perturbe ese ritmo vital que vuelve a tomar aliento cada 16 de agosto y que estalla de nuevo con el chupinazo. El fin de fiestas tuvo su momento alegre por haber superado como ciudad y como sociedad unas fiestas engrandecidas por el deseo y la afluencia de público sin graves incidencias y con seguridad.

Con todo, no se puede olvidar esas denuncias por agresión sexual o por ‘pinchazos’ que preocupan a la sociedad y que dejan una huella indeleble a quienes lo sufren. De ahí, la salvedad dentro del balance festivo, que para las víctimas no puede ser igual.

Huesca ha vuelto a la vida, en la que los momentos de unión son necesarios para crecer como comunidad. Que esa fuerza no se apague hoy, sino que cobre un impulso diferente y se dirija a construir entre todos proyectos de desarrollo que garanticen un futuro a una ciudad, que ha demostrado estos días que cuando se baila acompasados se consigue la armonía. El baile acaba y empieza un camino para recorrer juntos. Adiós, no: ¡Vamos, San Lorenzo!.