Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Convivir con el lobo

Imagen de una de las ovejas muertas tras el ataque.
Imagen de una de las ovejas muertas tras el ataque.
S.E.

La ganadería extensiva está seriamente amenazada. A las particularidades del manejo del ganado, que marca mucho la vida de los pastores y ganaderos, y la escasa rentabilidad que lastra la actividad, se une la presencia del lobo. Robres ha sufrido sucesivos ataques -cuatro concretamente- en los últimos días a rebaños de ovejas y esta vez sí, esta vez sí que ha venido el lobo. El Gobierno de Aragón confirmó ya la presencia del animal por un ataque previo al de ayer. En otras ocasiones, se ha certificado que los autores eran perros salvajes pero ahora está clara la autoría. No solo por las necropsias realizadas a las reses muertas sino porque hay vecinos que han visto al lobo.

Los ganaderos temen por estos ataques que les pueden hacer perder gran parte de su rebaño. La suerte, en el que caso de ayer, fue que el lobo encontró en el exterior de la paridera a la oveja que el pastor se había olvidado fuera y, entonces, ya no entró en el corral. De no haber sido así, la masacre hubiera sido mayor porque las ovejas se asustan, se amontonan y asfixian o abortan.

Al margen de los detalles, es necesario realizar un análisis y plantear un debate serio de la situación de la llamada convivencia del lobo con la ganadería. Es evidente que no está resuelta porque los ganaderos temen nuevos ataques y no se sienten seguros en el monte con la presencia de depredadores como el lobo o el oso. Sin saber cuáles pueden ser las medidas, está claro que hay que dar soluciones para que la ganadería extensiva pueda continuar en el territorio. El sector, tan imprescindible para el mantenimiento de la vida rural y del medio ambiente, necesita respaldo. El lobo ya está aquí, y no es un cuento.