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El fenómeno de la Quebrantahuesos

Los participantes han recogido sus dorsales para participar en la Quebrantahuesos y la Treparriscos.
Los participantes han recogido sus dorsales para participar en la Quebrantahuesos y la Treparriscos.
Verónica Lacasa

LA MARCHA cicloturista Quebrantahuesos es un lugar de peregrinación para los amantes de la bicicleta de carretera y una de las citas que genera un gran impacto económico en el entorno y que, además, como sucede en muchas ocasiones con los grandes proyectos surge del territorio. Las claves del éxito son diversas pero, sin duda, hay que resaltar el saber hacer y la entrega del Club Ciclista Edelweiss que la puso en marcha y que también ha sabido enganchar al tejido social con la colaboración de muchos voluntarios. Es un fenómeno social que no tiene parangón.

Más allá de estos días en los que se convierte en una cita obligatoria para todo ciclista, el paisaje del Alto Gállego es el lugar elegido por muchos deportistas durante todo el año con el mismo punto de partida. No es nada difícil verlos a diario por distintas carreteras como la A-136 o la N-260a por Cotefablo, o siguiendo algún otro tramo del trazado de un total 200 kilómetros y 3.875 metros de desnivel que recorrerán hoy. Por ello, el impacto económico excede de estas fechas porque, aunque el evento se acabe, su huella permanece durante todo el año.

La que no queda es la medioambiental, ya que desde la organización trabajan para que los participantes mantengan un respeto a los parques nacionales y los magníficos paisajes que atraviesan pedaleando. Pero también trabajan en la educación para implicar a los más pequeños a través de la Ecopandilla QH.

La Quebrantahuesos es esa prueba que muchos se plantean como un reto en la vida para competir con uno mismo alentado por el calor de una masa que quiere seguir formando parte del fenómeno. Solo se puede pedir que siga rodando.

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