Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La ganadería extensiva

La ganadería extensiva es una alternativa sostenible, además de fijar población en el medio rural
La ganadería extensiva es una alternativa sostenible, además de fijar población en el medio rural
AYUNTAMIENTO DE AÍNSA- SOBRARBE

LA FOTOGRAFÍA de ovejas o vacas paciendo en los pastos del Pirineo acabará por ser una estampa para la memoria y una instantánea muy difícil de conseguir. Todos los políticos parecen saber la importancia de la ganadería extensiva para el asentamiento de la población en el medio rural, todos parecen entender la labor medioambiental que supone para la limpieza de la maleza y el abono natural que permite una mayor diversidad vegetal. Estos argumentos se escuchan a diario. Sin embargo, los cambios en la Política Agraria Común (PAC) 2023-2027 restan rentabilidad a un sector en permanente crisis, de forma que ponen en peligro la pervivencia de muchas explotaciones ganaderas en la montaña por la reducción de las ayudas por cabeza de vacuno y ovino así como por los derechos de la tierra. En esta situación, la ganadería del Pirineo lanza un SOS. El problema es que no es el primer grito de auxilio y empieza a sonar, ya no a que viene el lobo, sino a un grito ahogado de un sector agonizante en el que muchos ganaderos se mantienen por pasión pero no por rentabilidad.

Como ejemplo práctico, el secretario provincial de Uaga, Joaquín Solanilla, asegura que un pastor con 500 ovejas puede llegar a perder entre 5.000 y 6.000 euros. Por ello, Ramón Solanilla, desde Asaja, habla de un “horizonte negro” y resalta la importancia de la ayuda a la renta agraria o pago base.

La PAC tiene que atender las singularidades de los territorios de montaña para compensar la falta de rentabilidad y tener en cuenta la labor medioambiental. No existe cuadrilla forestal que pueda reemplazar la tarea de conservación y regeneración que realiza el ganado, pero falta que la política lo reconozca.