Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La escasez de agua

Lluvia este lunes en Huesca.
Lluvia este lunes en Huesca.
Pablo Segura

NUNCA en una tarde de intensas lluvias había habido tanta gente paseando por el centro de Huesca. Hasta en San Lorenzo, cuando cae una tormenta, la calle se despeja enseguida y no se vuelve a llenar igual. Y el sábado sucedió, pero en lugar de irse la gente a su casa, se quedó en los Porches de Galicia y otros portales, soportales, túneles del terror o locales varios a la espera de que amainara para continuar con la celebración de Halloween. A pesar de que a través del móvil se sabía que en poco rato iba a llover de nuevo con intensidad, familias con niños y jóvenes con cierta autonomía aprovechaban esas ventanas para seguir jugando al truco o trato o a dar susto. Pero quizá no fuera ni la parálisis del terror ni la devoción por esta fiesta numerosa pero sin tradición, sino que casi se agradecía que chispeara o incluso que obligara a correr a refugiarse. Con todo, al final lo de la lluvia no se quedó más que en un susto, porque con los 18 litros que cayeron por metro cuadrado la situación de escasez de agua de boca en la capital oscense se mantiene. Vadiello, la que tendría que ser la captación principal, no se recupera.

Así que esa lluvia sirvió para poco más que refrescarse la cara y cargarse los maquillajes y las telas de araña de muchos disfraces. El otoño va pasando sin sacudirse el verano, pero esto significa que también van pasando los días en el calendario y la cuenta atrás para cumplir promesas vinculadas al impulso al embalse de Montearagón. La capital oscense necesita solucionar el problema del abastecimiento que se manifiesta en cada época de sequía, como ese fantasma que siempre está por ahí y resucita. Y esto a alguien le tiene que quitar el sueño.