Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Eficiencia energética

El Consistorio quiere desarrollar un ambicioso proyecto que incluye la rehabilitación de edificios de más de 50 años.
El Consistorio quiere desarrollar un ambicioso proyecto que incluye la rehabilitación de edificios de más de 50 años.
Rafael Gobantes

Vuelven las batas de borreguillo a los hogares -igual hasta las de boatiné, si Amancio se lo propusiera en un guiño a los orígenes de Zara- para combatir el frío. El reto es encender la calefacción lo menos posible, simplemente para rebajar la factura del gas o de la electricidad. Estaría bien que el propósito fuera evitar el cambio climático, pero solo es el consuelo, porque el problema más acuciante para muchas familias no es cuidar el planeta, sino la cartera, y poder llegar a fin de mes. 

Como siempre, el primer paso para ahorrar es no gastar y, quizá, sea el momento de invertir en eficiencia energética. De hecho, en Huesca ya se aprecia el interés de muchos propietarios por buscar aislamientos térmicos para la casa unifamiliar o los pisos, porque realmente gran parte del parque de vivienda actual carece de ellos para evitar las fugas energéticas. Según los datos facilitados desde la Oficina de Apoyo a la Rehabilitación en Huesca, a nivel estatal, el 50 % de los pisos son anteriores a 1980, cuando no se exigía ningún tipo de aislamiento en las construcciones.

La ayudas europeas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia contemplan apartados para la rehabilitación residencial, que tienen que llegar a los hogares de una forma sencilla y sin contraprestaciones que descuadre después cualquier declaración de la renta. En provincias como la de Huesca, donde los sistemas de calefacción son imprescindibles, es importante trabajar en la mejora del parque de vivienda para conseguir una mayor eficiencia energética, que siempre será mejor que las batas de boatiné. Para ello, tienen que llegar las ayudas.