Opinión
Por
  • Félix Rodriguez Prendes

Los nuevos mantras de la izquierda

Berlín conmemora el treinta aniversario de la caída del Muro
Conmemoración del treinta aniversario de la caída del Muro de Berlín.
EFE

Después de la caída del muro de Berlín, cuando el mundo descubrió la falacia que durante setenta años nos había vendido la izquierda sobre la maravilla que era la vida en las sociedades socialistas, del socialismo real, y que se fundamentaba en la lucha de clases, la izquierda se quedó sin argumentos que hicieran ilusionar a nadie. Por eso ha puesto en venta tres mantras que sustituyen a la lucha de clases: el feminismo, el ecologismo y el cambio climático.

El feminismo que es algo bueno y por lo que hay que luchar, la igualdad entre hombres y mujeres debe ser un objetivo de todos, ha sido prostituido por la lucha de sexos, que no de género que es un accidente gramatical, de tal forma que quieren enfrentar a hombres y mujeres volviendo lo que naturalmente es complementario en enemigo y para eso no importa conculcar un derecho fundamental como la presunción de inocencia porque para estas terroristas el hombres por el hecho de serlo, es un presunto delincuente. No sé qué pensarán sus hijos, padres, maridos y hermanos.

Claro que hay que cuidar la naturaleza, la Tierra es la casa común de todos, pero eso no significa que caigamos en fomentar el desorden. Igual que a un árbol recién plantado le ponemos un tutor para que crezca recto, es necesario limpiar los montes en invierno para que no se quemen en verano. Ahora te pueden multar por coger leña o más de una piña; los ríos hay que limpiarlos para evitar que se desborden cuando llueve y hay que aprovechar el agua que es imprescindible para la vida. La humanidad desde cuatro mil años a.d.C. ha canalizado y aprovechado el agua dando lugar a la civilización, desde Sumer hasta hoy y como paradigma del radicalismo ecologista hemos llegado al absurdo de que romper un huevo de águila puede costar hasta cuatro años de cárcel, pero matar a un niño es un derecho.

En cuanto al cambio climático, el último mantra, hay que decir que efectivamente estamos inmersos en un cambio climático. La Tierra, que es un ser vivo, evoluciona y pasa por distintas eras donde los hombres influimos muy poco: Ya en tiempos de los sumerios, ya digo cuatro mil años a.d.C, se describe el diluvio. Más tarde, en tiempos de Julio Cesar, hace dos mil años, lo que hoy son glaciares en Suiza eran zonas habitadas, hacía mucho calor. En el siglo VI, en tiempos del rey visigodo Ervigio, hubo una ola de frío, consecuencia de cantidad de erupciones volcánicas, la cantidad de ceniza en suspensión evitaba que el sol calentara y duró tres años, produciendo una hambruna que diezmó la población, pero quinientos años después se produce el fenómeno del milenarismo, la sequía y el calor eran tanto que la gente pensaba que había llegado el fin del mundo. En el siglo XVII, sin embargo, la ola de frío fue tan tremenda que, según las crónicas, en tiempos de Luis XIV no se podían dar fiestas en los jardines de Versalles porque se helaban las bebidas y todo eso antes de la revolución industrial, de la emisión de gases invernadero, del uso de los combustibles fósiles, etc. Hace unos años, el inmediato cataclismo era que se estaba agrandando el agujero de ozono. Ahora nadie habla de eso. Seamos cuidadosos con la Tierra pero no nos consideremos los causantes del tan temido cambio climático. La Tierra va a la suya.