Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Turismo y vida en los pueblos

Casa de Turismo Rural en Orós Alto.
Casa de Turismo Rural en Orós Alto.
D.A.

EL TURISMO RURAL ha evolucionado mucho desde sus inicios y ya ha pasado a la historia aquello de compartir casa con los dueños. El sector se ha profesionalizado y se ha convertido en una opción muy demandada, sobre todo por las familias con niños o adolescentes, para vivir en contacto con la naturaleza. Por ello, las casas con jardín o espacio verde en su entorno son las más demandadas. Pero también ha conseguido desestacionalizar mucho el turismo y es una opción para las vacaciones pero también para las escapadas de fin de semana.

Todo ello repercute en la economía de la zona, ya que permite mantener más tiempo abiertos los establecimientos de restauración o la oferta de actividades y, como consecuencia, favorecer el asentamiento de población.

El turismo rural nació como una oportunidad para las familias de complementar economías agrícolas y ganaderas. No solo suponía otra fuente de ingresos que podía compensar las malas cosechas o la caída del precio del ganado, sino también una opción de empleo para muchas mujeres. Su permanencia en el medio rural también es otro de los factores que contribuyen a fijar población. Ahora, aunque profesionalizado, sigue cumpliendo con esa función de complementar las economías familiares y, de alguna forma, de dar vida al medio rural.

La demanda en estos alojamientos ha sido alta en los fines de semana y días más clave, pero en torno al 45 % en los días valle. Con todo, las perspectivas del sector, a pesar de que son conscientes de que el bolsillo del viajero está resentido, es que aumenten las peticiones para Carnaval o Semana Santa. Siguen demostrando que son una gran opción.