Opinión
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  • Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca

La Cuadratura del Círculo Católico de Huesca

El yacimiento arqueológico del Círculo Católico está declarado bien de interés cultural.
El yacimiento arqueológico del Círculo Católico está declarado bien de interés cultural.
S.E.

El yacimiento romano del Círculo Católico, descubierto en el casco antiguo de Huesca en 1991, es en realidad un yacimiento de problemas y controversias. Un hallazgo arqueológico que debería constituir una riqueza patrimonial de enorme e insoslayable relieve cultural, se ha convertido a lo largo del tiempo en un incómodo espacio, una cantera de litigios entre distintas administraciones, el agujero negro de la historia local. El Círculo Católico, en su actual aislamiento, ha devenido en el elocuente paradigma de la incapacidad de gestión de un bien monumental, aunque, eso sí, arteramente manipulado para hacer del mismo una inagotable y cíclica fuente de promesas electorales, tan inconsistentes y vacías como la fe del carbonero, pero útiles para entretener a incautos y llenar páginas de periódicos.

La Osca romana desenterrada a lo largo de varias campañas de prospecciones arqueológicas, no obstante todavía pendiente de nuevos estudios, se ha revelado un semillero de litigios entre la propiedad, la empresa pública Suelo y Vivienda de Aragón, dependiente de la Consejería de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, y la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, responsable desde la perspectiva de protección de los bienes culturales. Ambas administraciones, aún con sus intereses contrapuestos, paradójicamente forman parte de la misma estructura política, el Gobierno de Aragón.

Muy lejos quedan las declaraciones del alcalde Luis Felipe durante la campaña electoral de 2019 y aún después, cuando aseguraba que no se iba «a dormir» en el proyecto de musealización y para ello, sentenció, «tenemos que estar insistentemente con el departamento de Cultura, con calendario concreto». A fecha de hoy, el Círculo permanecería en un deliberado olvido si la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca no hubiera recordado su existencia de bien clausurado, al tiempo que exigía el cumplimiento de la Ley de Patrimonio Aragonés que obliga a la apertura al público al menos cuatro días al mes.

Pero a menudo, demasiado a menudo, las administraciones politizadas desoyen a los ciudadanos, máxime cuando se muestran críticos, como es el caso. Así, se hizo precisa la intervención del Justicia de Aragón ante la queja de las entidades que conforman la Plataforma y de este modo se reveló la verdadera naturaleza del problema: el yacimiento está en venta, pero no tiene comprador. Planteado de otro modo, Suelo y Vivienda de Aragón, propietario que lo obtuvo por cesión municipal pero carece de competencias patrimoniales, ofreció en 2017 la «cesión gratuita» del Círculo y los locales que lo contienen a Patrimonio Cultural, organismo que, legalmente, debe ocuparse de mantenerlo y exponerlo, por el precio de 144.315 €, exactamente el IVA correspondiente a la transacción, 21% de su valor catastral, cantidad a la que habría que sumar para cerrar la operación, tasas, notaría y registro elevando la cifra a 200.000 €.

Por otra parte, la apertura al público requiere la conclusión de excavaciones, consolidación de restos, eliminación de humedades, restauración de materiales y plan museológico, todo ello cifrado en 1,3 millones de euros, presupuesto que sería necesario actualizar seis años después de cuantificado y al que debería responder el adquiriente.

La entidad de los problemas surgidos entre las direcciones generales respectivas puede resumirse en el desencuentro que llevó a los actuales propietarios, Suelo y Vivienda de Aragón, a cambiar el candado que franqueaba el acceso al yacimiento impidiendo con ello las visitas que hasta ese momento se habían realizado, tanto de pequeños grupos controlados, como de investigadores, quedando con ello el yacimiento vetado de forma completa a la ciudadanía.

El chusco episodio revela la disparidad de intereses entre consejerías pero también la inhibición culposa del Ayuntamiento de Huesca, siempre de lado, abonando el terreno de la inacción, incapaz de intervenir con determinación y autoridad para defender los intereses del patrimonio ciudadano. Y, si bien es cierto que la declaración del Círculo Católico como Bien de Interés Cultural en febrero de 2021 partió del propio Ayuntamiento, no lo es menos que una vez firmado el decreto oficial, la situación del conjunto se mantuvo en el mismo punto muerto.

Las posiciones de las dos consejerías concernidas las ha dejado muy bien resumidas el informe que Cultura envía al Justicia de Aragón con fecha 5 de enero. «En todas las reuniones mantenidas -señala el documento-, el objetivo único de Suelo y Vivienda de Aragón era el de conseguir desprenderse del local con el yacimiento, alegando que no está entre sus funciones la rehabilitación del patrimonio». Y por si no quedara meridianamente clara asimismo la intención de la Dirección General de Cultura anota: «Las competencias de este Departamento para garantizar la adecuada protección de un bien no están vinculadas a la adquisición de la propiedad del mismo». Cabe recordar en este punto, que en el presupuesto aprobado para 2023 por la DGA, al igual que en el municipal, no consta ninguna partida específica para el Círculo Católico, una pieza catalogada que, a la vista está, no tiene quien le escriba.

El conflicto patrimonial está plagado de cortantes aristas. El Justicia ha llamado la atención de las partes a fin de buscar acuerdos, igualmente ha señalado al Ayuntamiento de Huesca, al que corresponde, dice, gestionar el urbanismo municipal. En este sentido, atendiendo el requerimiento y aunque tardíamente, ha anunciado el alcalde la redacción de un protocolo que se rubricará con el Departamento de Educación. Sin embargo y para no pillarse los dedos destaca que más allá de concitar voluntades, «no contempla fechas».

Los hitos que jalonan la ficticia apertura del Círculo Católico son tantos como los presupuestos caducados en cada oportunidad. Es posible que la abrumadora realidad nos aboque a un nuevo proceso trucado, a una entelequia sin pies ni cabeza, o quizá, conociendo el paño, a lo que pinta peor, la cuadratura del Círculo.