La gran fiesta del baloncesto oscense
Huesca la magia, la magia de Huesca volvió ayer a invadir la ciudad, a botar en la cancha del pabellón del Parque y a sobrepasar sus muros para contagiar a toda la ciudad la pasión por el baloncesto. El blanco y verde asomó de nuevo y uniformó a muchos niños y adolescentes, la cantera y promesas del Peñas, que trabaja día a día para seguir ilusionando a toda la ciudad con el deporte. Y esa explosión de color y de alegría se concentró en un Palacio de los Deportes lleno de vida, de aplausos y de fuerza para impulsar al Peñas de hoy.
Sucedió una vez y el efecto todavía dura. En aquel tiempo, entre las décadas de los 80 y los 90 los jugadores de la ACB, que volvieron ayer a encestar en el pabellón del Parque, como Brian Jackson, y que disfrutaron después como espectadores en el Palacio de los Deportes, se convirtieron en referentes de niños y niñas que hicieron del baloncesto en su gran pasión. Todos escribieron en letras de oro la historia del Peñas, e incluso alguno se quedó y sigue formando parte de la ciudad que los acogió.
Las conversaciones entre los asistentes fueron una constante mirada atrás para extraer instantes llenos de magia y transmitirla a las nuevas generaciones que ayer acudieron al Palacio. Relatos sobre cómo se aficionaron gracias al Magia con muchos matices, pero con un punto en común: la ilusión. Al mismo tiempo, resaltaban la importancia de los valores del trabajo en equipo y el disfrute, algo que permanece durante décadas. La memoria colectiva de Huesca añadió ayer un momento para la historia, una catarsis que se traducirá en tantos y en cantera. ¡Viva el Peñas Huesca La Magia!