Opinión
Por
  • Julia Navarro

205

Vista del Congreso la noche de este jueves.
Vista del Congreso de los Diputados.
E. PRESS

Verán, no creo que la coalición entre Podemos y el PSOE vaya a saltar por los aires a cuenta de la fallida ley del “sí es sí”. No digo que las espadas no estén en alto, lo que digo es que, a estas alturas de la legislatura, no van a romper. Ambos partidos vienen cabalgando con soltura sus contradicciones. Así que por más que se lancen dardos, en mi opinión, la cosa no irá a mayores.

Eso sí, me parece injusto que todas las miradas y críticas se centren exclusivamente en Irene Montero a la hora de lamentar la fallida ley del “sí es sí”.

Sin duda ella es la principal responsable y, además, a esa responsabilidad se le añade la soberbia de no haber querido rectificar cuando empezaron a ser evidentes las consecuencias de la ley. Pero junto a Irene Montero es responsable todo el Consejo de Ministros, y junto al Consejo de Ministros los 205 diputados que votaron “sí” a la ley.

Esos 205 diputados, o no se leyeron la ley que tenían que votar, lo que dice poco de ellos, es decir no cumplen con su obligación, o si se la leyeron decidieron votar por “disciplina de partido”, (¡ay la disciplina de partido!) que termina reduciendo la función de sus señorías en apretar un botón, el que previamente les ordenan sus jefes de filas.

Ciertamente, desde los escaños del PP, se señalaron los fallos de la ley y sus consecuencias tanto a la señora Montero como al resto de sus compañeros de Gobierno, pero los 205 votantes del “sí” al “sí es sí” ni se molestaron en, al menos, pensar en lo que se les estaba diciendo. Como lo decían desde filas del PP no necesitaban más para decir “no”. Ese es uno de los problemas en la manera de hacer política en nuestro país y es que nadie escucha a nadie, nadie está dispuesto a modificar una opinión sino que, si el oponente dice una cosa, aunque sea de sentido común, la respuesta es NO.

Así que ahora deberían entonar un “mea culpa”, no solo la señora Montero, también el Presidente y el resto de los ministros y además los 205 que votaron la ley y se quedaron tan tranquilos o bien porque no hacen su trabajo estudiando lo que tienen que votar y son simples máquinas de obedecer o, porque, aún leyendo la ley, antepusieron la disciplina de voto a cualquier consideración jurídica o incluso a su conciencia. No sé, pero un poco de vergüenza les debería de dar a todos y asumir que, el fiasco, es también de quienes, los que con su voto y su silencio, han avalado la ley del “sí es sí” con sus indeseables consecuencias.