Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Los 4,3 kilómetros de carril bici

Uno de los tramos del nuevo carril bici.
Uno de los tramos del nuevo carril bici.
Javier Blasco

LOS 4,3 KILÓMETROS de carril bici que se van a construir con Fondos Europeos van a subir muy cuesta arriba al equipo de gobierno de Huesca y se le van a hacer muy largos en la carrera electoral. La oposición se monta también en la bicicleta para transitar por un carril de ida y vuelta, de dimes y diretes, de cruce de acusaciones, con el que espera adelantar. Pero el problema de la movilidad va más allá de un mandato. Desde hace años, las ciudades se enfrentan a la necesidad de avanzar hacia una mejora de la calidad de vida a través de la movilidad y la dificultad de gestionar los distintos modos de transporte. Y Huesca no es una excepción. La Ponencia de Movilidad se creó hace más de una década, el centro se peatonalizó y se reurbanizó, pero ha habido muchos otros problemas, como la falta de espacio para aparcar o las dificultades para incorporar bicicletas o patinetes, que no han resuelto ni unos gobiernos ni otros. El famoso autobús del hidrógeno quedó ya en el olvido y el Casco Viejo sigue sin un transporte, por ejemplo.

Ahora, todo ha comenzado por la falta de tiempo para activar un proceso de participación ciudadana para reubicar las plazas de zona azul que suprimía la construcción de este trazado de 4,3 kilómetros. Por ello, ha resurgido el debate en torno a la movilidad. En este ámbito, se actuará con otros proyectos para la construcción de párquines disuasorios y de bicicletas, para los que también se recibirá dinero de Europa. Ahora, parece que todo gira en torno a la bicicleta y a los patinetes y de aquí a las elecciones todos los partidos -que aún no está claro cuántos concurrirán- tendrán que posicionarse. Empieza para todos una cronoescalada de 4,3 kilómetros.