Opinión
Por
  • Diario del AltoAragón

La PAC no ve el bosque

Antón Solís, con su perro, apacienta en el ganado en la montaña tras asistir a la escuela de pastores La Estiva.
Antón Solís, con su perro, apacienta en el ganado en la montaña tras asistir a la escuela de pastores La Estiva.
S.E.

LAS RAMAS no dejan ver el bosque y, parece ser, que tampoco dejan escuchar. La PAC continúa aplicando un sistema que perjudica a los ganaderos en extensivo de media montaña. El famoso Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas (Sigpac) visualiza desde el aire los prados y suprime las zonas arboladas y arbustivas, donde siempre han pastado las vacas o las ovejas. Y esto no es una nueva moda del manejo en extensivo, sino lo que tradicionalmente se ha hecho en pueblos de la provincia donde antaño todavía había más presión ganadera y más necesidad de aprovechar ese alimento. Sin embargo, la PAC sigue contabilizando las ayudas por superficie de pastos en lugar de vincularlas al número de cabezas de ganado.

Es evidente que las ramas no dejan ver el bosque, ni las vacas o las ovejas bajo una encina, un roble o junto a los bojes. Pero el verdadero problema es que no se escuchan las particularidades de muchos lugares, como las zonas de media montaña de la provincia de Huesca y de otras españolas que no tienen grandes extensiones de terreno libres de arbolado.

Pero mientras no se vea más allá de las ramas y no se atiendan las razones de los ganaderos, se está generando un grave perjuicio a un sector que está viendo lastrada su rentabilidad, tanto por la falta de las ayudas que les corresponderían como por el incremento de los costes. Estos ganaderos han apostado por vivir en el pueblo y realizan una labor ambiental impagable e impagada, ya que sus reses mantienen limpios los montes, incluidas las zonas con árboles y pendientes. Además, se aumenta la carga burocrática y tendrán que informar de dónde pastan los animales: pues debajo de un árbol o junto a un arbusto, sí.