Opinión
Por
  • Victoria Lafora

11M, una fecha maldita

Acto de homenaje a las víctimas del 11M en Madrid.
Acto de homenaje a las víctimas del 11M en Madrid.
EFE

HAN PASADO casi veinte años de aquella mañana trágica de un once marzo de 2004, cuando once bombas colocadas en cuatro trenes de cercanías segaron la vida a ciento noventa y dos personas en el peor atentado islamista ocurrido en Europa. Madrid despertó despavorida. La solidaridad, expresada en largas colas para donar sangre, o los vecinos bajando con mantas a las estaciones para tapar a los muertos, demostró el civismo ciudadano. 

Mientras, el Gobierno de José María Aznar, preocupado por que se relacionase la tragedia con su participación en la guerra de Irak, comenzó una campaña de intoxicación periodística para asignar la autoría a ETA. Pese a lo burdo de la maniobra, y aunque la policía localizase una furgoneta con textos del Corán, los ministros de entonces seguían acusando a los terroristas vascos. 

Les costó perder las elecciones celebradas días después y que un asombrado de su éxito Rodríguez Zapatero llegara a la Moncloa. 

A pesar de todo, Aznar, que con tanta pompa y boato celebró hace días su cumpleaños en el Teatro Real, sigue dando lecciones en cuanto tiene un micrófono delante, y sin pedir disculpas. Curiosamente la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, tan afín al expresidente Aznar, ha pedido que este aniversario sea un “día de unidad” ya que “lo que vamos a hacer es recordar a esas personas que fallecieron, a sus familias y a las que han quedado con secuelas”. 

Pero la mentira sigue sin recordarse. Tampoco hicieron ningún acto de contrición aquellos medios de comunicación que, siguiendo las consignas del entonces ministro Ángel Acebes, negaron la autoría yihadista creando una teoría de la conspiración sobre datos falsos. 

Y mientras todo esto ocurría, en una enorme nave, los féretros de las víctimas formaban filas a donde acudían los familiares que habían recorrido todos los hospitales buscando a su hijo, su padre o a su mujer. Pero también otro fatídico 11M, de hace tres años, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia mundial de Covid que ha segado millones de vidas en todo el mundo y que fue el preámbulo del atroz confinamiento de meses. Solo la ciencia y el descubrimiento de una vacuna eficaz salvo a la humanidad de la peor peste del siglo XXI. Recordemos a las víctimas de ambos desastres como único homenaje a tanto dolor.