Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Las aguas bravas

El turismo de aguas bravas en Murillo se sobrepone a la crisis
El turismo de aguas bravas en Murillo se sobrepone a la crisis
R.G

LAS RESERVAS hoteleras han ido apuntando a que será una Semana Santa buena, aunque siempre a expensas de las reservas de última hora que puedan hacer colgar más carteles de completo tanto en los hoteles como en las diversas actividades turísticas.

Es momento de vivir las procesiones de localidades como Huesca, Barbastro o Jaca, con tradición y valor histórico, pero también de otros lugares menos artísticos pero con igual fervor o más intimistas. También es momento de disfrutar de la despedida de la temporada de nieve en las estaciones o de estrenar la de las aguas bravas. Son unos días en los que la provincia ofrece de todo.

A pesar de la falta de precipitaciones, el río Gállego comienza la campaña de aguas bravas con buenos caudales, gracias a que el cauce está muy regulado, de forma que se garantiza la actividad, incluso en momentos como el pasado verano en el que se realizaron sueltas de agua controladas.

Al sector hay que cuidarlo porque es una parte relevante de la actividad turística, que ofrece opciones muy atractivas para disfrutar de la naturaleza en familia. Disfrutar del rafting, hidrospeed o canoas en una cauce encañonado y al pie de los majestuosos mallos de Riglos o Agüero, según a donde se mire, es una experiencia única.

Además, también aporta cifras nada despreciables, ya que el turismo activo de aguas bravas genera 80 puestos de trabajo directo, sin contar los que se crean como consecuencia en los sectores de hotelería y restauración, así como el resto de servicios. Esta es solo una de las opciones, que no es excluyente, sino complementaria a todo lo demás.