Opinión
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  • Diario del AltoAragón

El Monzón templario

Monzón ha vuelto este sábado a la Edad Media en el homenaje a Mont-rodón.
Monzón ha vuelto este sábado a la Edad Media en el homenaje a Mont-rodón.
Ayuntamiento de Monzón

MONZÓN volvió ayer a la Edad Media en el homenaje a Mont-rodón, que llenó las calles de símbolos templarios para recordar una historia que merece la pena contar y recrear en un ambiente festivo. El castillo de Monzón, declarado Monumento Nacional, domina la silueta de una localidad que ha crecido a los pies de la roca terciaria sobre la que se ubica. Con un pasado reciente industrial, del que habla la simbólica chimenea de la Azucarera, Monzón ha sabido recuperar ese ayer de la fortaleza para convertirla en un atractivo turístico, que va más allá de las visitas al monumento y se convierte en historia viva.

Pero, además, y quizá lo más importante y diferencial, es que ha sabido contar esa historia más allá de las visitas guiadas y convertirla en parte de la historia de las familias del siglo XXI que habitan en la localidad y en el Cinca Medio. Muchas fueron las que ayer se pusieron sus trajes medievales para formar parte de esa gran fiesta templaria que consigue unir hoy a todos sus vecinos bajo una ilusión compartida y unos símbolos renovados. Los trajes regresarán en los próximos días a los armarios, donde se conservarán como parte de la vida festiva de la localidad y parte de la historia experiencial de cada familia, por lo que ya no son solo parte del pasado.

Monzón ha conseguido mantenerse como una ciudad industrial, ya que no deja de crecer y renovarse con empresas punteras, pero también convertirse en un foco de atracción turística y, por supuesto, generar esos símbolos comunitarios tan necesarios para hacer ciudad en torno a su pasado templario que también librará la batalla del futuro.